EL TERCER TIEMPO
Escribo este texto después de varios días de reflexión. Confieso haberle dado muchas vueltas a la hora de enfocar esta opinión. Al final, decidí simplemente ponerme a escribir y soltar aquello que siento. La marcha de Fran Beltrán ha hecho mucho daño al Rayo Vallecano y al rayismo, y me hace pensar, de manera irretornable, que el fútbol romántico se acabó hace tiempo.
¿Qué has hecho Fran?
Fran Beltrán era el último reducto que me quedaba, ese clavo ardiendo que todos tenemos entre ceja y ceja, ese foco que ilumina la densidad del océano absorbiendo todo aquello que pasa por sus adentros. El fútbol actual es ese agujero negro interestelar que todo lo traga, aderezado con los tintes inviolables del dinero. Hoy en día, el fútbol es eso, un negocio. Y me duele. Me duele mucho la marcha de Fran Beltrán, me duele mucho que hasta ese pequeño oasis también se haya visto salpicado por el fútbol contemporáneo.
La afición del Rayo Vallecano lleva varios días llorando de rabia, porque ellos eran Fran Beltrán. El espejo en el cual se miraba la hinchada franjirroja cuando saltaba al campo. Si el pequeño comandante robaba un balón en la medular, eran los 10.000 vallecanos que estaban en el campo quienes también lo robaban. Su marcha hace que se muera esa sinergia, esa empatía que es tan difícil de cosechar. Conseguir esa unión en el césped es complicado. Beltrán era Cota, Felines o Potele. Eras tú, abonado, que estás leyendo este escrito. Beltrán éramos todos. Por eso duele, amigo Fran, por eso duele tu marcha.
Y si duele más todavía es por lo inesperado. Nadie, absolutamente nadie en Vallecas podía pensar en tu marcha en este momento, pese a que todos sabíamos que acabarías fuera del barrio para triunfar, porque te sobra talento y llegarás muy lejos. Pero no ahora, Fran, no ahora. Ahora es pronto. Todos recordamos tus palabras hace casi dos mes cuando decías que tu sueño era jugar en Primera con la camiseta del Rayo Vallecano.
Por eso duele todavía más tu marcha, y por eso en Vallecas no se entiende. Te aseguro, Fran, amigo, que sabes que siempre te he defendido y he apostado por ti, que si hubieras aguantado un año en Vallecas, solo una temporada, hubieras jugado en Primera con tu Rayo salvando la categoría, te habrías marchado en una sola temporada como un héroe.
Por eso acaba de derribarse el último muro que me quedaba para creer en el fútbol romántico. Si hasta el incombustible Fran ha sucumbido al fútbol actual, sea de la manera que sea y haya sido quien haya sido el que ha contaminado su decisión, …, no me queda otra que cerrar los puños de rabia y asumir el adiós del fútbol romántico, el de siempre, el de los colores.