Maite Jiménez/ Osasuna Sphera
Osasuna ha conseguido dos puntos de nueve posible en el arranque liguero en su vuelta a Segunda División. Empatar contra el Sevilla Atlético (1-1), perder ante la Cultural Leonesa (2-1) y conseguir otro punto contra el Huesca (1-1) ha supuesto un golpe de realidad en el club. Durante el verano el propio presidente, Luis Sabalza, habló de que Osasuna es el ‘’equipo a batir’’ de la categoría, y a lo largo de este tiempo tanto el entrenador, Diego Martínez, como los jugadores han hecho hincapié en que deben mantenerse en la parte alta de la clasificación. Una presión innecesaria para un equipo que este verano ha fichado a 11 jugadores –más tres canteranos– y ha dado baja a otros 15.
Los navarros descendieron a Segunda División en junio y se han renovado por completo. El cuerpo técnico, encabezado por Diego Martínez, también es diferente y ha traído nuevos aires a Tajonar. Se vuelve a hablar de profesionalidad y de hacer bien las cosas. Pese al descenso, el club ha dado un paso adelante en la gestión –con las dudas de siempre sobre qué hacer con la cantera–. Sin embargo, sobre el césped el equipo todavía no compite como debería tras más de dos meses de entrenamientos y partidos. O, al menos, como todo el mundo esperaba. Ahora toca jugar con el Rayo, un conjunto que en la historia reciente guarda similitudes con Osasuna y que también sabe lo larga, complicada y dura que es la categoría de plata del fútbol español.
Un juego con más dudas que certezas
Diego Martínez ha apostado por un esquema claro (4-2-3-1) y tan solo ha variado la posición de lateral izquierdo. Oier, Unai, Aridane y Clerc en defensa, con un doble pivote formado por Fran Mérida y Arzura, una línea de tres con Quique, Roberto Torres y Sebas Coris y, en punta, David Rodríguez. Se trata de un equipo ordenado tácticamente, pero al que le cuesta mucho pisar zona de tres cuartos y llegar a puerta.
Osasuna no busca siempre sacar el balón desde atrás, pero también es un recurso del que ha hecho uso. Y en ocasiones ha arriesgado bastante, pues para Oier el lateral derecho no es su posición natural, Clerc es un jugador con clara vocación ofensiva al que le cuesta defender bien atrás y Aridane con los pies no ha demostrado ser tan certero como él cree. Por el momento, el canterano Unai es quien mejor ha empezado la temporada.
En el doble pivote, Arzura, procedente de River, es quien más ha llamado la atención. Al lado de Mérida, el argentino se encarga de ese juego que ‘’no se ve’’, pero que en los clubes más humildes tiene tanta importancia. Cortar balones es su cometido. Por su parte Mérida, con más calidad técnica, ayuda en la salida de balón y a dotar de más creatividad al centro del campo.
Eso sí, Roberto Torres puede que sea la pieza más importante de Osasuna. El canterano ha demostrado que incluso en su peor momento de forma se ve un punto por encima de los demás. Su calidad está fuera de dudas, pero le falta conseguir esa continuidad en el juego. A Torres se le pide ser el cerebro del equipo sobre el campo, que cuando reciba la pelota sepa siempre cuál es la mejor opción para avanzar en ataque y que ese criterio con los pies y esa visión de juego aporten un plus. Además, marca con facilidad pese a que no ser delantero.
Cuando Osasuna tiene el balón se muestra previsible, lento en la circulación y sin ideas de tres cuartos hacia delante. Quique, delantero que está jugando en banda, se centra en labores defensivas y le cuesta mirar arriba cuando tiene la pelota. Con Arzura guardando las espaldas, jugadores de toque como Mérida y Torres, y rápidos como Sebas y Quique, Osasuna apenas crea peligro y menos llega a inquietar al portero rival. Osasuna guarda mucho la pelota, corta la circulación limpia y utiliza en exceso ambas bandas para llegar al área contraria.
Paciencia
Las prisas nunca son buenas y paciencia es la palabra más repetida en el osasunismo. Pero algo va mal, o no como se preveía, cuando el director deportivo del club convoca una rueda de prensa tras empatar en la jornada 3 contra el Huesca. Desde el primer encuentro los futbolistas han asegurado que se encontraban ansiosos y con presión, sensaciones que, evidentemente, no ayudan a conseguir los tres puntos sobre el terreno de juego.
Osasuna es un equipo nuevo, con jugadores que todavía deben conocerse sobre el césped y que en poco tiempo están asimilado muchas ideas y conceptos nuevos. Pocos dudan de que, al final, este equipo será competitivo porque Diego Martínez cuenta con jugadores de nivel en su plantilla. Al once tipo le siguen futbolistas como Xisco, delantero veterano y corpulento que sí ha mostrado otra variante en el ataque; Lucas Torró, quien cayó lesionado en pretemporada y trastocó los planes de su técnico; una defensa que se muestra mucho más fiable atrás; un portero, Sergio Herrera, que marca las diferencias, y una delantera goleadora y con experiencia en Segunda División.
A Osasuna le falta encontrarse en medio campo, donde el fútbol es tan importante, y sentirse seguro. La afición no pide un juego exquisito, sino que vea al equipo luchar y divertirse sobre el terreno de juego. De momento, no ha conseguido esto último y la presión por ser ‘’el equipo a batir’’ está marcando la diferencia para mal. Sumar los tres puntos contra el Rayo suponen un paso importante de cara, principalmente, a la confianza de los jugadores. Algo que, ahora mismo, parece tan importante de conseguir para que Osasuna muestre todo su potencial.