‘No hay gloria sin sufrimiento’
No fue la mejor actuación del Rayo Vallecano. Este partido no pasará a la historia por el juego de los de Míchel, pero sí por la importancia de los tres puntos que se consiguieron. Victoria muy sufrida de los franjirrojos frente al Almería por 0-1 ante unos Juegos del Mediterráneo con una entrada muy pobre que deja al Rayo con cinco puntos de ventaja sobre el Granada y afianzado en puestos de playoffs. El gol de Unai López fue suficiente para doblegar a los de Lucas Alcaraz.
Gabriel, vuelve
A veces da reparo hablar de fútbol, sobre todo cuando algo te sobrepasa. La desaparición de Gabriel Cruz en Níjar, de ocho años, el pasado 27 de febrero es una de esas cosas. Algo que te agarra por la pechera y te zarandea. La gente va a los estadios de fútbol a desinhibirse, pero esta vez no tocaba. Esta vez el cuero y los goles sirvieron para algo más.
Los 22 protagonistas del encuentro saltaron al Municipal de los Juegos del Mediterráneo con camisetas de apoyo al pequeño almeriense pidiendo su pronta reaparición. Peces de todo tipo, desde peluches hasta dibujos, poblaron las gradas durante todo el partido. Especialmente emotivo fue el minuto 27, cuando se desplegó una pancarta donde se podía leer “Gabriel, te esperamos” y durante el que todo el público aplaudió de manera unánime.
Desde el inicio se vio como el Rayo no era el de otras tardes. La presión le atenazaba, sabedor de que el Granada había perdido frente al Nástic (0-1) y los tres puntos eran más importantes que nunca. En frente, un Almería que venía de rascar un empate frente al líder, el Huesca, en la pasada jornada.
Además, el viento no ayudaba. Parece ser que Eolo es aficionado al fútbol, y decidió pasar la tarde del sábado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. Sin embargo, poco a poco, los de Míchel fueron acostumbrándose y, sin ser espectacular, algo comenzó a cambiar. Embarba y un Bebé que estrenaba titularidad comenzaron a recibir muchos más balones en zonas de peligro. La idea estaba clara: hacer el campo grande con dos extremos puros.
Pero no fue ni Embarba ni Bebé el que asestó el primer golpe. Fue Raúl de Tomás el que, tras una jugada espectacular con bicicleta y regate incluidos, sirvió un pase perfecto para que Unai López empujara el cuero dentro de la red. Tercer gol del guipuzcuano en lo que va de Liga.
La tranquilidad es lo que más se busca
Un sabio dijo una vez que la tranquilidad es lo que más se busca. En eso estaba el Rayo Vallecano. Se había puesto por delante, tampoco le inquietaban mucho atrás, pero el equipo estaba falto de ritmo, ligeramente temeroso a desguarnecerse en defensa. Daba la sensación de que los franjirrojos iban con el freno de mano echado.
Con el objetivo de meter aire fresco en el centro del campo, Míchel dio entrada a Elustondo en sustitución de un Fran Beltrán que, como siempre, estuvo imperial. El día que haga un mal partido se estudiará en las universidades. Eso sí, a pesar de los esfuerzos del técnico madrileño por cambiar la dinámica del equipo, el campo estaba claramente inclinado hacia la portería de Alberto.
Los ascensos no se consiguen sin sufrimiento, y el Rayo lo vivió en sus carnes. En el tiempo de descuento, Morcillo anotó el empate, pero el colegiado lo anuló por fuera de juego. Aguantaron los de Míchel. Resistieron como los grandes. Ahora continúan segundos, pero con cinco puntos de ventaja sobre el Granada. Huele a trabajo bien hecho. Huele a Primera división.