“Drama Pucelano”
El Rayo Vallecano perdió por 2-1 en el estadio José Zorrilla y alarga una semana más su penitencia de plata. La revolución en el once de Rubén Baraja no surtió el efecto deseado. Manucho adelantó a los vallecanos en el minutos dos. Los goles de José y Juan Villar en la segunda parte le dieron la victoria a los de Paco Herrera.
Muchos cambios en el once inicial
Revolucionario once el que presentaba Rubén Baraja sobre el verde del estadio José Zorrilla. Trashorras, Javi Guerra y Zé Castro partían desde el banquillo, lo que unido a la no convocatoria de Rat, dejaba a las claras que el técnico vallisoletano buscaba una reacción a modo de cambios que no había llegado en anteriores citas.
El partido se pondría de cara rápidamente para los intereses vallecanos. Diego Aguirre robaba el esférico en el centro del campo y se zafaba de la marca de Moyano. El centro raso de Aguirre sería rematado por Manucho, que esperaba hábil en el primer palo para hacer el 0-1. Se cumplía el segundo minuto de partido.
El Valladolid era un equipo caricaturesco, y tres minutos más tarde, de nuevo Manucho fallaba un mano a mano ante Pau López tras una gran contra iniciada por Embarba.
Reaccionaba el Real Valladolid. Álex López ejecutaba un buen remate de cabeza dentro del área que obligaba a Gazzaniga a sacar una mano prodigiosa. Se cumplía el nueve de partido y el ritmo del mismo era frenético. El cuadro pucelano llevaba ahora el dominio del partido, pero el Rayo Vallecano aguantaba bien las embestidas locales. Cinco minutos más tarde, era Juan Villar el que volvía a poner a prueba a Gazzaniga, y este se disfrazaba de héroe y sacaba un puño colosal para mandar el balón córner. Sufrimiento vallecano, monólogo pucelano en este tramo de partido.
Dominio alterno y un Rayo serio
Tras varios minutos de dominio alterno, Fran Beltrán volvía a poner a prueba a Pau López, pero su lanzamiento salía demasiado centrado. Había pasado rápido el primer cuarto de partido, con un Rayo que, por fin, daba atisbos de actitud, y un Gazzaniga que iba dejando en evidencia a aquellos que le crucificaron tras el fallo ante el Real Zaragoza.
Precisamente el archimencionado Gazzaniga sería el primer amonestado del partido, al considerar el colegiado que sus saques de portería daban motivos para el sesteo. No le faltaba razón. Cómo ha cambiado la película, acostumbrados a ver todos estos años a un Rayo que buscaba dominar los partidos. Los de Baraja esperaban y la contra se convertía en la única alternativa razonable.
Al menos era un Rayo ambicioso, siempre comparándolo con funciones anteriores, las cuáles fueron antítesis de todo término sinónimo de hambre o competencia. Tampoco se abraza a la tranquilidad la afición de pucela, la cual empezaba a impacientarse con el paso de los minutos. Exigente siempre la afición del Real Valladolid, lo cierto es que tenían motivos para poner a prueba su paciencia.
Cada saque de esquina desembocaba en segunda jugada, y cada minuto que pasaba el nivel del partido iba disminuyendo enteros. Llegaba el duelo a los últimos diez minutos y la incertidumbre empezaba a apoderarse de la función, 0-1.
El tramo final del primer tiempo siguió un guión parecido al de todo el primer tiempo. El Real Valladolid era dominador del balón, mientras que el Rayo Vallecano se defendía con alma y poco orden. Balbi mandaba la bola por encima del arco de Gazzaniga y el 0-1 empezaba a coger tintes de excesivo. Sería la última jugada destacable de un primer tiempo que invitaba a esbozar SÓLO una media sonrisa.
Remontada en cinco minutos
Comenzaba la segunda parte y el Rayo Vallecano lo hacía con la misma intensidad que en la primera parte. Una buena combinación entre Manucho y Miku acababa con el ‘vinotinto’ llenándose de balón ante la presión pucelana. De nuevo Miku, dos minutos más tarde, estrellaba su lanzamiento ante un defensor del Valladolid tras una buena pared con Embarba.
La réplica del Valladolid la ponía Jordán. Falta peligrosa al borde del área,pero su lanzamiento de falta se iba por encima del arco vallecano. Minutos de nervios en ambos equipos, con un Real Valladolid que empezaba, de nuevo, a acechar la portería rayista. Michel disparaba al palo, pero la jugada estaba invalidada por fuera de juego. Era el minuto cincuenta y cinco de partido y el Rayo sufría en Zorrilla. El Rayo se sacudía la oleada blanquivioleta, y Fran Beltrán estaba cerca de hacer el segundo, pero su lanzamiento se iba fuera por poco.
Cambio de guión
Baraja movía el banquillo, y Diego Aguirre dejaba su lugar en el campo a Álex Moreno. Quedaba media hora por delante y todo hacía indicar que nadie se iba a escapar de la agonía, una agonía que no se haría esperar contra los intereses rayistas. Jose recibía dentro del área sin oposición, y su lanzamiento raso se colaba ante la salida de de Gazzaniga: 1-1 y justicia deportiva en el resultado.
Movía ficha Paco Herrera, metiendo en el verde a Raúl De Tomás en detrimento de Álex López. El drama estaba más cerca, y cogería forma minutos después. Una jugada rápida del Valladolid acababa en las botas de Juan Villar, que definía por debajo de las piernas de Gazzaniga, para poner el 2-1 y reactivar el estado catatónico en el que convive diariamente el Rayo Vallecano. Era el minuto sesenta y ocho de partido y el drama era más drama, desembocando con la expulsión en el banquillo de Tomás Mejías por sus reiteradas protestas al colegiado.
Miku dejaba su puesto a Javi Guerra, que era recibido como merecía tras su paso por pucela. Hay jugadores que ganan partidos, y uno de ellos es Míchel. El atacante vallisoletano inició de forma magistral las dos jugadas de gol local, una pena que este Rayo adolezca de una figura similar.
Trashorras entraba por Fran Beltrán, justo en el momento en el que Javi Guerra no acertaba a disparar en el área pequeña un balón llovido del cielo. El goleador José era sustituido por Mata, y el partido se acercaba peligrosamente a su recta final. Minuto ochenta.
Pasaban los minutos y no llegaba reacción alguna. El Valladolid aguantaba cómodamente el insulso dominio de balón del Rayo, y el partido acabaría con un Rayo carente de ideas que veía como una semana más, la agonía volvía a apoderarse de su franja. Esta afición no lo merece.