Por Magazine Oviedista (@MGZOviedista)
El Real Oviedo es una incógnita absoluta en este inicio de la temporada, tras haber renovado gran parte de la plantilla y el entrenador. Aunque una cosa ya se ha conseguido: se ha recuperado la ilusión en Asturias.
La llegada de Juan Antonio Anquela al banquillo del Carlos Tartiere ha levantado el ánimo de la parroquia azul, desencantada el año pasado con el fichaje de Fernando Hierro, un novato en los banquillos que no empezó con buen pie su carrera.
A partir de Anquela, el Real Oviedo se ha ido construyendo desde atrás. La idea del técnico es formar un equipo sólido que no conceda ocasiones de gol y, por lo visto en la pretemporada, lo ha conseguido. El entrenador jienense ha conformado una línea defensiva muy contundente y expeditiva, con fortaleza en el centro y velocidad añadida en las bandas.
Por delante, el pivote defensivo también ofrece garantías de solidez. Folch, que llega del Reus, y un flamante campeón de Europa con el Inter como Mariga, hacen pensar en una primera línea de contención. A sus lados, Anquela busca verticalidad, velocidad, mirar la portería rival. Para ello se ha fichado a jugadores contrastados y con experiencia, como Aarón y Pucko, que acompañarán a Berjón, hombre de la casa con experiencia en Primera. Y en la creación, Hidi, un jugador que siempre ha militado en el mismo equipo, el húngaro Honved, en el que se formó. Apunta muy buenas maneras y se le nota la ambición de su primera aventura fuera de su país en busca del retorno a la selección nacional.
El último escalón del equipo es el que aún está más verde. Siguen Linares y Toche, los delanteros de la pasada campaña, a los que se unirá antes de que acabe el mes otra pieza. Los precios disparados en el fútbol hacen a la dirección deportiva trabajar con calma y asegurando los pasos a dar.
Porque al fichaje de esa nueva pieza hay que buscar repuesto a Fabbrini, el mediapunta italiano llamado a jugar por detrás del delantero, según el gusto de Anquela. El entrenador tendrá que buscar soluciones en la plantilla o fuera.
Sólo hay una cosa segura en este Oviedo de Anquela: no faltará intensidad ni compromiso, todos defienden y todos atacan. Quiere que el equipo juegue de memoria y sea rocoso. Y lo está consiguiendo.