Derrota ante el líder sin ser inferior, victoria ante el colista con gol en los últimos minutos… ¿Dónde está el verdadero nivel de este equipo?, ¿tiene potencial para estar en los puestos altos o no le queda más remedio que pelear en la zona baja?
No me dirán que ayer el Rayo Vallecano fue inferior al Levante, porque esa moto no se la compro. Los pupilos de Rubén Baraja tocaron y tocaron el balón, una y otra vez, sin profundidad, sin llegar al área granota, en un partido tan aburrido como intrascendente. El Levante tiró de oficio, marcó su gol y se limitó a defender. Chimpun. Dos líneas defensivas bien definidas, sin grandes despliegues físicos, ni fútbol ni nada. Eso es suficiente para competir en Segunda División y es algo a lo que la parroquia franjirroja está muy mal acostumbrada, tras unos años de fútbol y emociones en la máxima categoría del fútbol español. Pueden ir desabrochándose los cinturones porque sí, amigos, estamos en Segunda División y este es el fútbol que nos espera.
Que a nadie se le olvide que la plantilla del Rayo Vallecano es la mejor pagada de toda la categoría, y que debería estar, por tanto, luchando codo con codo con el Levante, su último verdugo. Pero no, los franjirrojos deambulan por la zona media-baja de la tabla con una dejadez, pesadumbre y falta de compromiso que en ocasiones asusta. ¿Cuál es el verdadero lugar de este Rayo?
Denoto un desnivel tan impropio como inadmisible, marcado, muy probamente, por toda la porquería que ha salido del vestuario franjirrojo desde que comenzó la temporada, porque, no se olviden que son los mismos jugadores que en pretemporada nos encandilaban a todos con goles, buen fútbol y ninguna derrota, y que hoy en día no son capaces de honrar la franja como más de uno estimase.
Una incógnita. Este desnivel es una incógnita, o quizás, simplemente, es que el equipo actual está en el lugar que se merece. Juzguen ustedes mismos.