22 de marzo. Jornada 30 en el grupo II de Segunda División B. El Rayo Vallecano B vence al Real Madrid Castilla por 2-1 con un tanto en el 88 de David Barca. Un triunfo que puso fin a una racha de seis jornadas consecutivas sin conseguir la victoria y que mantuvo la esperanza de la permanencia en la categoría de bronce del fútbol español. Y con este párrafo inicial, ustedes pensarán que a servidor se le ha metido el pelo en el cerebro. Pues no tanto…
Ese día, Pablo Clavería completó el partido y Juancho disputó los últimos 23 minutos, debutando ambos con el filial en la Segunda B. Desde ese día, no fue una casualidad que ambos se erigieran en habituales en las alineaciones de Juan Vicente Peinado. Pareció que el primero de ellos, que ya se había puesto de corto a las órdenes de Paco Jémez, llevaba más de una vida acompañando al filial. Equilibrio, salida de balón y, sobre todo, autoridad; fueron algunas de las características que aportó a la medular del filial. También se podría citar ese aspecto para el que la humanidad tiende a esas partes del cuerpo que no se deben citar para definirlo.
Al otro lado, desde Colombia, uno de esos jugadores en los que se atisba la diferencia nada más verle permanecer en el verde. Desequilibrio, velocidad y brega en un Juancho al que parece gustarle eso de ir a la guerra. Una complacencia que se pone de manifiesto en una categoría donde cada partido es una batalla. Guerrero, además, agradecido a su superior, como demostró en su rabioso abrazo con Diego Merino tras marcar el 1-0. Como si ambos fuesen conscientes que una unión entre sargento y cabo aumenta sobremanera las opciones de brindar por la victoria.
Clavería y Juancho, esos dos juveniles que ayudaron a doblegar al filial madridista allá por el 22 de marzo, fueron los artífices del primer triunfo de la temporada ante la RSD Alcalá. Tres puntos cimentados en la calidad individual de ambos y en la pizarra. En el ensayo. Como si se tratase del más puro rock and roll que suena a lata en los locales, pero que se erige en mágico encima de un escenario ante los que están abajo. El balón parado. La insistencia en su trabajo. Aspecto que, unido al gen de esta generación, puede hacernos gritar de locura muchas veces más en esta temporada.
Diego Gómez (@DiegoGomezHdez)