Definitivamente, el apellido que da lustre al protagonista de esta entrada se ha quedado corto. En la lucha por el apelativo más acertado, Alberto era líder en solitario de ese improvisado ranking. Tras lo del último sábado, “bueno” empieza a saber a poco acorde a los méritos que está haciendo el de Moratalaz.
He ahí el gran dilema, y es que Alberto no es solamente eso. Particularmente, pienso que se abraza más a la excelencia que a la mera bondad. De ahí su talento inagotable, el de un tipo capaz de hacer de un 28 de Febrero un día histórico y parecer que sólo ha sido una simple faena de aliño. Ese es Bueno, tan capaz de guardar fidelidad absoluta a su primer apellido cómo de desterrarlo por estrechez de méritos.
Sí de éste plumilla dependiera, Bueno se escribiría con G. Porque Alberto no es solamente “Güeno”. Alberto también es Ganador. El afán de superación de un futbolista que, en sus horas “libres”, tiene un entrenador personal con el que seguir trabajando y mejorando. Un espíritu de lucha y sacrificio escondidos tras la máscara de la prudencia.
Además, Bueno también es Generoso. Definición perfecta para una persona que siempre saca tiempo para estar con los suyos, aquel que da lo que tiene, en todos los ámbitos y en todos los registros.
A todo esto, hay que unirle su instinto asesino. ¿Qué sería de estas líneas si no destacasen su faceta cómo Goleador? Doce goles, pichichi nacional, primer jugador en la historia del Rayo Vallecano en anotar cuatro goles en un partido de primera división, y lo más importante, unas cifras que están siendo vitales para que la franja pueda lucir un año más en la élite.[dropshadowbox align=”left” effect=”raised” width=”250px” height=”70px” background_color=”#d2eae6″ border_width=”1″ border_color=”#dddddd” ] Unas cifras que están siendo vitales para que la franja pueda lucir un año más en la élite [/dropshadowbox]
Lo que el futuro pueda deparar a Alberto Bueno es una incertidumbre. Equipos de relumbrón empiezan a quedar prendados de su fútbol, a la vez que la puerta de la selección empieza a asomar con fuerza. El mero hecho de que un jugador del Rayo Vallecano esté entre los posibles candidatos a la lista de Del Bosque es un logro de dimensiones astronómicas. Mientras tanto, él permanecerá inmune ante la oportunidad, intentando sábado tras sábado y domingo tras domingo cargar de motivos al seleccionador para tal ansiado momento.
Debería de existir una norma por la cual, todo aquel jugador que anote más de tres goles en un mismo partido con un equipo que no sea Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid, obtenga pasaporte directo a la internacionalidad. Cómo esto es utópico y los mundos de yupi todavía quedan lejanos, habrá que encomendarse a la emoción que da la incertidumbre. [dropshadowbox align=”left” effect=”raised” width=”250px” height=”70px” background_color=”#d2eae6″ border_width=”1″ border_color=”#dddddd” ] Uno de esos jugadores que pasarán los años y serán recordados entre la hinchada [/dropshadowbox]
El deseo del aficionado vallecano es ver por más tiempo a Alberto Bueno luciendo la franjiroja, la realidad, que es una empresa harto complicada mantener a un pelotero de este talento. El presente manda, y en él, queda evidente que estamos ante uno de esos jugadores que pasarán los años y serán recordados entre la hinchada rayista. Porque Bueno ya no es sólo eso, Bueno es excelente.
Antonio Morillo (@AMorillo17)