Por mucho que pueda pesar, esta es y será la tónica general del curso para el Rayo Vallecano. Aún recuerdo la euforia generalizada de aquel lunes frente al Atlético de Madrid. Las galopadas de Aquino, el sufrir del vigente campeón para sacar un punto de Vallecas, te convencías desde el principio de que este año el término sufrimiento iba a ser borrado de un plumazo del diccionario vallecano. Meses después, y una vez llegados al ecuador de la presente temporada, la euforia de ese comienzo ha sido sustituida por la amarga realidad, esa que nos invita a pensar que, un año más, el Rayo tendrá que sudar tinta china para poder permanecer en la élite del fútbol español.
Que conste que aquí no entra en escena lo paranormal ni lo ilógico, el Rayo Vallecano es lo que es. Soy consciente de lo pesado que soy al repetir esta frase, pero si no lo hiciera, sería una traición a esa difuminada a la par que evidente verdad absoluta denominada realidad. [dropshadowbox align=”left” effect=”raised” width=”250px” height=”50px” background_color=”#d2eae6″ border_width=”1″ border_color=”#dddddd” ] Reconozco mi derrota ante la razón a la hora de analizar sus duelos[/dropshadowbox]
Dicho esto, he de reconocer que un servidor tiene ciertos atisbos de rabia. Y los tiene porque cree ciegamente en este equipo y considera que han sido muchos los “bonus” que se han concedido en Vallecas a rivales directos. Elche, Eíbar, y ahora Córdoba, han conseguido obtener el máximo botín del santuario franjirojo. Sinceramente, este Rayo Vallecano 2014/2015 me tiene tan desconcertado que reconozco mi derrota ante la razón a la hora de analizar sus duelos. Siendo justos, el cuadro de Paco Jémez no mereció salir derrotado de ninguno de esos partidos, pero siguiendo con el sentido de la justicia, las victorias de Granada o Almería, y la que se obtuvo como local en Vallecas frente al Celta, fueron excesivas para lo que se ofreció en esos choques.
La clasificación acaba siendo el arma más poderosa de la lógica en este deporte, y humildemente, pienso que el Rayo Vallecano está donde tiene que estar. Una undécima posición que te hace invitar al optimismo – al fin y al cabo, son nueve equipos los que están por debajo- , pero una posición engañosa, ya que tan solo hay un margen de cuatro puntos con los infernales puestos de descenso. [dropshadowbox align=”left” effect=”raised” width=”250px” height=”70px” background_color=”#d2eae6″ border_width=”1″ border_color=”#dddddd” ] Tan solo hay un margen de cuatro puntos con los infernales puestos de descenso [/dropshadowbox]
De todos los partidos extraños que ha jugado el Rayo en este curso, el del Córdoba tiene el dudoso honor de colocarse en la cima de ese improvisado ranking. Un partido que olía a chamusquina desde el primer minuto y que el maestro tiempo, a medida que pasaban los minutos, se encargó de consolidar. Un autogol precedido de un tanto que nunca debió ser anulado, fueron suficientes para que los puntos volaran a tierras tarifas. Sería excesivo tildar la situación de dramática o pesimista, pero lo que si queda claro, por si había alguna duda, es que este año toca de nuevo toca sufrir. Sería poco caballeroso no dar la bienvenida a ese dolor de muelas, por mucho que pese, pero estoy completamente seguro, pese a todo lo ennegrecido que pueda vislumbrarse el panorama en este momento, que tal y cómo ha entrado ese sufrimiento, saldrá de nuevo por patas. Próxima estación: San Sebastián.
Antonio Morillo (@AMorillo17)