Los minutos iban consumiendo el final de un partido que el Barcelona estaba a punto de ganar. El Rayo remaba desde hace un rato con un futbolista menos y con la rémora de esos dos tantos de desventaja con la que finalizó el primer acto. Una temporada más, el cuadro blaugrana iba a llevarse el máximo botín del estadio de Vallecas, motivo este que no minó la ilusión de esos corazones franjirojos que se daban cita en el estadio.
¡¡Ohhh….forza Rayo, nunca te abandonaré..!!!, gritaba a los cuatro vientos la hinchada rayista. Al atronador ruido del cántico se unían las bufandas al viento de esas almas agradecidas por ver a su equipo un año más midiéndose al Barcelona. Lo vivido el pasado sábado en Vallecas durante esa recta final del partido fue un homenaje al fútbol, a las emociones, y también a la vida.
La vida de una afición que quiere exprimir al máximo cada hora, cada minuto y cada segundo que pase su equipo en primera división. Al fin y al cabo, ver un año más en Vallecas a Iniesta, Xavi o Messi es un regalo para esos que hasta hace no mucho veían a su equipo transitar por campos de barro.
El partido del pasado sábado no pasará a la historia por su fútbol. Si nos centramos única y exclusivamente en este apartado, el choque tuvo poco. Dos latigazos del Barça y partido zanjado. Por el contrario, si será una fecha difícil de olvidar para esos fanáticos del “otro” fútbol.
Ese que dispara las emociones hasta lo infinito a la afición más soñadora de España. La misma que poblaba la Avda. de la Albufera desde primera hora de la mañana anhelando una machada. La lógica hizo su trabajo y el Rayo perdió.
Al término del choque, muchas eran las críticas vertidas. Unos comentaban que el Rayo jamás será capaz de ganar a un grande jugando de esta manera, otros seguían intentando – con rotundo éxito – poner al Rayo en boca de todos por motivos ajenos a lo que es este equipo.
Lo que muchos quizás no sepan, es que la afición del Rayo vivió el pasado sábado un nuevo regalo. El regalo de ver cómo por cuarto año consecutivo, Vallecas se engalanaba para recibir a un grande, y eso, no hay sistema táctico que pueda emborronarlo ni resultados que mancharlo.
Antonio Morillo (@AMorillo17)