Que todo depende del cristal con el que se mire, me parece correcto. Pueden manifestar que el Rayo Vallecano todavía no ha perdido en este 2017, cierto, pero también pueden afirmar que el equipo todavía no ha ganado en lo que va de año. ¿Qué punto de vista es más certero?, ¿a quién le damos la razón?
Optimismo vs negativismo
El optimismo y el negativismo cabalgan sobre un fino hilo de seda, como si fueran funambulistas que despliegan su arte con parsimonia, pero que en cualquier momento pueden despeñarse. Resulta que el Rayo Vallecano, dirán desde el punto de vista positivo, no conoce la derrota en lo que va de año, mientras que los negativos tendrán claro que todavía no se ha ganado.
El propio Rubén Baraja explicaba en rueda de prensa que “no hemos ganado, pero tampoco hemos perdido”, juzguen estas palabras que lo único que denotan es que todo depende del prisma que lo enfoque, o al menos, el técnico pucelano lo único que hace es poner una cortina de humo a lo que de verdad está pasando en la Avenida de la Albufera.
Negatividad en Vallecas
Qué queréis que os diga, por muchas motos que nos quieran vender, todo lo que rodea al Club franjirrojo tiende a la negatividad. De modo que en esas estamos, lidiando con la bola de nieve de lo pernicioso, que semana tras semana va acrecentándose y contagiando a todo lo que rodea al rayismo, hasta estallar en lo deportivo. Cuando un deportista siente ansiedad o presión, cuando el miedo se apodera de la mente y tanto los resultados como las noticias que los envuelven son negativos, el rendimiento también lo es.
Cuando se pierde un partido, y el siguiente no se gana, y llega un tercero en el que no se es capaz de vencer, y así sucesivamente, el futbolista, más allá de sus capacidades deportivas, no rinde. Llevamos desde mayo de 2016 escuchando problemas, viendo cómo sale ‘mierda’ en todo lo que rodea al Rayo Vallecano, y en esas condiciones, amigos, es muy difícil girar el centro de gravedad de lo negativo para tornarlo positivo.
Llevamos varias semanas apelando a la negatividad. Las cosas no salen y la respuesta es “esto se arregla ganando tres partidos”. Perfecto. De acuerdo, pero el problema es que esos triunfos no llegan y la bola de nieve sigue creciendo y el equipo coquetea con los puestos de descenso. Afloran los paralelismos con el último descenso a 2ªB en el año 2004 y el miedo se apodera de la grada. ¿Llegarán esas victorias que hagan de sedante? Mejor tómense una tila para los arduos meses de competición que nos quedan.