Los recuerdos se evocan en la memoria de manera constante. Sin importar tiempo, espacio ni personas. Sin considerar lo bueno y lo malo. Simplemente van pasando, con mayor o menor asiduidad, por el cerebro. Y ni siquiera tienen por qué tener correspondencia con la actualidad y el presente. Como, por ejemplo, cuando se avista desde la cercanía un campo de fútbol de tierra.
Ver un campo de fútbol de tierra, cosa cada vez menos común, te lleva a la niñez. A aquellos tiempos de costras en las rodillas, madrugones entre grados bajo cero y rudos balones que amabas al enganchar una volea tanto como odio te suscitaban si pasaban rozando, por ejemplo, por una oreja. Quien haya jugado al fútbol y no haya pronunciado la frase “Mamá, quiero un balón Mikasa”, que tire la primera piedra.
Quizá todo eso pasó por la mente de los jugadores del Rayo Vallecano B cuando hicieron aparición por Vereda de Ganapanes. Campo que emula al fútbol más humilde, más modesto y más de Barrio. Porque, después, el choque entre el Unión Adarve y el filial franjirrojo también se desarrolló por los derroteros por los que acostumbraban los primeros partidillos de nuestra vida: sin magia, sin brillo, peleando cada balón como si fuera la última acción de nuestras vidas. Y sacando rédito de cualquier aspecto que te puede alzar victorioso como, en este caso, el balón parado.
Uno vivió ese fútbol y el antagónico -el de los millones y los focos- con apenas 12 horas de diferencia. Y quizá miente si dice que prefiere el primero al segundo. Pero la humildad y la modestia tienen por característica principal que no se puede comprar con millones. Aún siendo diferente, mezclar tus comentarios periodísticos con lo coloquial de una grada barrial, escuchar los gritos motivadores de los actores protagonistas sobre el verde o reírse, de manera cómplice, junto a aquellos que calientan en la banda; es algo que jamás veremos en un Santiago Bernabéu, Camp Nou o el Sánchez Pizjúan. Y a mí me encanta contarlo. No sé, quizá es que siempre quise tener un balón Mikasa.
Diego Gómez (@DiegoGomezHdez)