El Rayo Vallecano lanzó su campaña de abonos el pasado miércoles 18 de julio, y esa misma tarde comenzó la renovación en las taquillas del Estadio de Vallecas, pero la situación comenzó a complicarse por la tarde ya que los ordenadores no funcionaban. La tensión, desinformación, enfado, y el caos han sido los protagonistas en estos primeros días de renovaciones. Unión Rayo ha recogido el testigo de uno de esos aficionados que ha querido compartido con todos el sentir y la odisea sufrida para renovar su abono.
Odisea de un rayista para renovar su abono
Nuestro rayista se llama Miguel Ángel. Ha elegido ese nombre como un pseudónimo, y nos cuenta su experiencia en el segundo día de renovaciones de abonos:
Este año desde mi punto de vista la campaña de abonos fue bastante buena, precios congelados o una leve subida, que con el descuento del 10% al 30% se me quedo en 175 euros, un ‘chollazo’ en Primera División, y la envidia de muchos amigos de otros equipos.
Pero han fallado a la hora de renovar, si el primer día fue fatídico según leí, el segundo día pensando que sería bueno ya con todo solucionado, fue una gran equivocación.
En primer lugar, gran error poner renovaciones y abonos nuevos las mismas fechas, colapso y desorden total. ¿No sería más lógico poner primeramente las renovaciones que no va a quitar la localidad a nadie y solucionar los cambios de localidades por las obras?, ¿Y luego atender en otra fecha a los abonos nuevos? ¡Y si se hace en la misma fecha, habilitar las ventanillas para ambas cosas! Pues no, en mi llegada me encuentro una fila que ya salía fuera del estadio dirección a vestuarios.
El movimiento era lento (tan solo había dos trabajadores) luego empezó la cosa a ir más rápido, porque habían puesto a otra persona más (en ningún momento culpo a estos trabajadores). Cuando aún eran las 12 de la mañana, llevando desde las 9 esperando, empiezan a repartir números para la tarde, el caos empezó, gente que trabajaba, gente que venía desde fuera de Madrid, había de todo. Cuando me toco el número, le dije que eran las 12 de la mañana, aún quedaban 2 horas por delante, que si en 2 horas no habían despachado a 50 personas, es que tenían un problema bastante grande.
Con suerte fuimos los últimos en que nos atendieran. Pero cerraron a las 14:00h, desde mi punto de vista, se debía haber hecho turnos para comer y descansar, y más en los primeros días, pero no cerrar a cal y canto la puerta. En total, 5 horas, de calor, agobio, gritos, gente indignada, e incluso peleas verbales innecesarias en las cuales no entré.
Debido al desorden en taquillas, llegabas a una, y si eras afectado por los cambios de obras, a otra ventana, con dicha pelea con los que estaban ya esperando. En mi caso, al renovar, pero por abono nuevo, cambio de taquilla, con la correspondiente bronca con una persona, sin contar con las personas que se colaban entre tanto alboroto. En fin, un día que debía ser de felicidad e ilusión, fue un día de terror. Nosotros estamos acostumbrados a ciertas cosas.