Cómo cambia la película. Una victoria, tan solo una victoria, y ya vemos la botella medio llena. Lo fácil que es destilar alegría y positivismo en Vallecas y lo complicado que nos lo ponen. El triunfo del Rayo Vallecano por 3-1 ante la Cultural Leonesa ha servido para dar rienda suelta a las buenas sensaciones, y olvidar, aunque sea por un corto espacio de tiempo, el agitado clima social que contamina Vallecas.
La sonrisa llega a Vallecas
Cuatro partidos esta temporada en competición oficial en el Estadio de Vallecas, y todavía no habíamos visto una victoria franjirroja en los tres anteriores. Mira que ha costado por fin ver cómo la sonrisa llega a Vallecas. Porque tras el partido frente a la Cultural, todo Vallecas sonreía, por fin, después de tantos y tantos golpes. El Rayo no ganaba un partido desde hace un mes, en el estreno liguero frente al Oviedo, ya tocaba, y sobre todo, después de contemplar el Rayo de las dos caras que se vió ante el Numancia.
Míchel está engranando su equipo, está adaptando las piezas de su maquinaria para que el Rayo funcione como él espera. No se percibió tanto desequilibrio. Ante la Cultural se vio a un grupo de futbolistas entregado, dándolo todo, luchando, corriendo, con una actitud que no habíamos visto hasta ahora, dejándose lo que tenían, haciendo efectivo aquello de “Todos a una”, como demostró Alberto García que se recorrió todo el campo para celebrar el gol del Chori. Ojo, que ya ha marcado el argentino, otra de las grandes noticias del encuentro. Si el Chori pule su estado de forma, no me cabe ninguna duda de que va a ser clave esta temporada, y en mente solo tiene una cosa: el ascenso a Primera División.
Otra de las buenas noticias es el gol, por fin el equipo rompió la mala racha de cara al gol, en la que ha acumulado 450 minutos sin anotar. Ahí llegó Trejo para romper la sequía goleadora del equipo.
Por supuesto también ayudó el gran ambiente que se vivió en el Estadio. Os aseguro que en algún momento me recordó a algo grande, se escuchaba Vallecas rugir, los cimientos del Estadio temblar (bueno, quizás esto no sea difícil teniendo en cuenta el estado de la infraestructura). El colorido de un campo que cuando anima, hay pocos que le puedan igualar y que atrona como ninguno. Igualmente ayudó que no estuviéramos más pendientes de las pancartas que del fútbol, y mira que nos están jodiendo con ese tema.
En fin, todo ello aderezado con una buena temperatura y una tarde de sol para ver un buen partido de fútbol fueron la pizca de sal que este Rayo Vallecano necesitaba para regalarnos, por fin, positivismo.