Incombustible. En ataque, en defensa, en una banda o en otra. Está en todos los sitios. Pedro Martínez, la locomotora del Rayo Vallecano B. Junto a Ángel y a Alberto formaron el centro del campo del Juvenil A que el año pasado se quedó a un paso de conseguir el título de liga y, ahora, tiene la oportunidad de demostrar lo que vale en el filial de Luis Cembranos.
De prebenjamín a benjamín estuvo en el Canillas pero, desde el Cadete B, viste los colores franjirrojos. Y no lo hace mal. Es un perro de presa de esos que agobian y presionan al rival hasta la saciedad. Además, en la fase de creación, distrubuye y toca como debe.
Otra de sus virtudes es el gran golpeo de balón que tiene. De hecho, el año pasado fue uno de los lanzadores de libres directos habituales cuando las faltas eran en la frontal del área (uno de los tres tantos que anotó fue de este modo).
A diferencia de la mayoría de futbolistas no tiene grandes manías antes de saltar al campo. Eso sí, si hay partido, durante ese día la concentración es máxima, y es habitual verle escuchando música con sus auriculares en las horas previas.