Para qué negarlo. Una temporada para olvidar, un equipo pensado para ascender que solo aspira a salvarse sin sufrir demasiado, caos dentro y fuera del terreno de juego, miles de manos a la cabeza dentro y fuera del Estadio de Vallecas. ¿Cuántas veces hemos apartado la mirada pensando “no puede ser”? Me pregunto,… ¿realmente está siendo una temporada para olvidar?
Íñiguez títular
No, definitivamente no. En estas temporadas es en las que se ha forjado nuestro “en las buenas y en las malas”, nuestro “no te abandoné en 2ªB” y, en definitiva, el carácter de este equipo y este club. Es verdad que se hace muy difícil en muchas ocasiones, pero no puedo evitar fijarme en las cosas buenas que he visto este año, en esas pequeñas alegrías que me hacen pensar en un pronto regreso a la Primera División.
Desde el apagafuegos Michel hasta el incombustible Fran Beltrán, pasando por Gazza o por el jugador del que hoy vengo a hablar: Pablo Íñiguez. El burgalés se ha hecho un hueco en el equipo titular tras una grave lesión que le impidió entrar desde el inicio de la temporada en los planes de los entrenadores que han ido pasando por el banquillo franjirrojo. Eso sí, en cuanto ha tenido la oportunidad, la ha aprovechado. Varias son las parejas de centrales que han ido probando los distintos técnicos (Amaya-Zé Castro, Amaya-Dorado…) y todas con un denominador común: la edad. El oficio está bien, el saber estar, la colocación… pero, ¿qué hay de la velocidad? Íñiguez es rápido, tiene buena salida de balón, tiene criterio y, sobre todo, tiene una gran proyección. Internacional en casi todas las categorías inferiores de la selección española, está cedido por el Villareal.
Vaya pase de 50 metros a Embarba para que metiese el primero de los goles contra el Levante, vaya seguridad atrás, qué solvencia… estamos ante un muy buen central. Cierto es que algún que otro error se le ha visto pero también es verdad que solo ha jugado cinco partidos en toda la temporada. ¿De qué hubiese sido capaz si hubiese tenido regularidad? A mi modo de ver, la veteranía y la juventud, en lo que a pareja de centrales se refiere, combinan perfectamente, y aquí hay jugador para rato.
Bien, si la semana pasada le pedía al señor Martín Presa que hiciese un esfuerzo por quedarse en propiedad a Gazza, le pido lo mismo con Pablo (será mucho más difícil, pero otra cesión no es descartable). Hemos tenido una temporada horrible, pero no la olvidemos, y sobre todo, quedémonos con lo bueno: Michel, Fran, Gazza y Pablo.