LA ESCUADRA
No me gustan los llorones. No puedo con ellos. No me gustan las excusas. Cualquier equipo de fútbol tiene 90 minutos más el añadido para demostrar que es mejor y meter más veces la pelotita en la portería contraria. En medio, un señor vestido de negro que hace su trabajo lo mejor que puede. ¿Se equivoca? Pues a veces, como todos. ¿Se pierde por su culpa? Rotundamente no.
Esta semana leí una columna de Alberto Barbero, compañero de MARCA, que hablaba de la gran cantidad de deportistas que siempre echan la culpa a terceros en vez de mirarse el ombligo. Cuánta verdad. Morata y su fuera de juego. Al principio me pareció que el gol era ilegal, luego revisé la normativa y cambié de opinión. De todas formas, qué más da. Si Raúl de Tomás hubiese metido las dos que tuvo, si se hubiese marcado mejor a Griezmann… El Muro de las Lamentaciones está en Jerusalén. No creo en conspiraciones.
Una cosa tengo clara: al final de temporada el Rayo estará donde se merezca. Al igual que el Real Madrid y sus quejas al VAR o el Atlético y las suyas. Me cansa. Enturbia un deporte que amo. Callad y dejadme disfrutar de una de las mejores ligas del mundo.
Voy a ponerme pesado en este tema. NO ME GUSTAN LOS LLORONES. Y menos si son los implicados. Al final un aficionado puede decir misa pero cuando se mete un club o jugador… Por cierto, gran parte de la culpa la tenemos los medios. Yo mismo he escrito varias piezas acerca de las quejas hacia el VAR e igual no he conseguido explicar bien el funcionamiento del videoarbitraje.
Otro ejemplo. No tengo ni idea de baloncesto. Ni lo pretendo. Solo me subo al carro de las grandes finales o de la selección española en los grandes torneos. Y allí que estaba yo el domingo, delante de la televisión y enchufado a la retransmisión de mi colega y amigo Carlos Sánchez Blas en Onda Madrid (trabajazo por cierto). Llegó el final. Unos lloraban por lo que fue un error gravísimo arbitral (que lo era). Otros decían que era justicia divina porque justo antes casi le sacan un ojo a un jugador del Barça (totalmente cierto). ¿Queréis dejar de llorar? El Real Madrid, que llegó a ir ganando la final por 17 puntos quejándose porque el árbitro se equivocó. Deja de llorar, tus lágrimas te van a ahogar decía uno de mis grupos favoritos de mi adolescencia. Pues eso, más triples y golazos y menos llantos.