Alberto García, quien anunció este viernes su retirada del fútbol, tuvo que decir adiós debido a una lesión de rodilla. El guardameta ha tenido que estar 20 meses fuera de los terrenos de juegos.
El capitán habló por primera vez de su “infierno” tras los médicos anunciarle la complejidad de siu lesión: “Lo más duro fue cómo me enteré. Los servicios médicos me han tratado como un hijo. Carlos Beceiro y el doctor García Lucas me han tratado como un hijo. Pedí porque el cuerpo sentía que algo pasaba. Nunca me había lesionado más de para un mes o dos meses. Recuerdo cómo me enteré. Fue un impacto. Después de una operación cuando te trasladan que lo que han encontrado se puede complicar y que va a ser un camino muy largo donde hay una esperanza; pero hay que vivir con la posibilidad que se puede perder el partido. Este partido lo he perdido. Sentía desde que empezaba que mi rodilla, que era mi rival, iba a ser muy complejo. Agradezco la franqueza de los doctores. El momento más duro fue cuando me enteré mi familia al otro lado de la ventana pues le habían trasladado que este bonito camino a lo mejor se podía acabar. Que era una lesión muy compleja. Recuerdo llegar a casa tras la primera operación. No conseguía asimilar que estaba vendado y con muletas y con la rodilla dolorido. Recuerdo a mis hijos llegar a casa y verme débil.. demostrarles fortaleza fue muy duro para mí“.
Por otro lado, reflejó cómo fue ayuda a su compañero también lesionado Bebé: “Cuando te sacan del grupo y empiezas un proceso de recuperación fuera del grupo, empiezas a asimilar lo difícil que es salir de un vestuario. Cuando me lesioné y me comentaron el tipo de lesión me quedaba un poco de energía y debo decir con franqueza que se la di a Bebé. Bebé se lesionó poco después. Lo hablamos mucho él y yo”.
“Recuerdo que tras lesionarse y verle llorar con Beceiro. Vernos como estábamos los dos y cómo nos trató. Carlos me pidió ayuda y que tenía que hablar con él. Le dije que no me quedaban fuerzas pero me quedaba el último mensaje. Siempre me ha gustado ayudar y ser útil para mis compañeros. Recuerdo entrar en el box de Bebé, ver un deportista derrumbado como un bebé. Perdido en lo que le estaba sucediendo. Le dije que si uno de los dos no salía del hospital, ese iba a ser yo. Que los dos no podíamos morir deportivamente. Que confiase en mí y así ha sido”, añadió.