Antoñín Cortés se ha convertido oficialmente este viernes en nuevo jugador del Rayo Vallecano. El internacional sub-21 (convocado junto a Fran García para los próximos compromisos), es el segundo fichaje de la era Andonio Iraola.
Pero su paso no ha sido nada fácil. El delantero de origen gitano cumplió su sueño de jugar en el equipo de su ciudad: el Málaga CF. Pero antes tuvo que recorrer un largo camino empezando por jugar en el equipo de su barrio: La Palmilla, uno de los más conflictivos de toda Málaga.
El nuevo jugador rayista lo tuvo claro. Desde muy pequeñito supo que lo suyo era jugar al fútbol. Lo que no iba a imaginar es que de un club de barrio iba a fichar por el Schalke 04. En el verano de 2016, tras su etapa cadete en el 26 de Febrero, Antoñín firma por el equipo de Gelsenkirchen a pesar de tener propuestas nacionales, entre ellas del propio Málaga y el Real Madrid. Con 15 años, el malagueño emprende una nueva etapa que le hará madurar.
Su paso por Alemania deportivamente no fue bueno. La adaptación fue difícil y la barrera del idioma un obstáculo complicado de superar. Fue entonces cuando Antoñín decidió regresar al equipo de su barrio para posteriormente firmar por el Málaga.
Tras un breve paso por El Palo en modo de cesión, siendo juvenil pasó al Atlético Malagueño y ya ahí Víctor Sánchez del Amo le dio la alternativa al comienzo de la temporada pasada. Unos meses después el Granada pagó dos millones por él. En apenas un año de estar en el filial del Málaga a jugar en Vallecas.