El balón parado condena a un Rayo que fue mejor
El Rayo Vallecano fue mejor. Jugó más, llegó más, creó más… y perdonó más. Es cierto que apenas probó a Jan Oblak, pero los franjirrojos fueron superiores a un Atlético de Madrid que tuvo una efectividad altísima. Los del Cholo aprovecharon un gol de Griezmann a la salida de un córner para llevarse la victoria (1-0). En la segunda parte, debuto Sergio Moreno, primer canterano en hacerlo en la era Míchel.
Banquete en el Wanda
Cuando has estado tiempo comiendo pan duro es bueno disfrutar del caviar. Sin mal acostumbrarse, pero sabiendo lo que te ha costado conseguirlo y apreciando cada matiz, sin ningún tipo de vergüenza. Y el Wanda Metropolitano es caviar. Es cambiar los escombros por un estadio donde este año se va a jugar la final de la Champions League y donde, domingo tras domingo, corren por su césped algunos de los mejores futbolistas del planeta.
Sin embargo, esta vez eran once franjirrojos los que se dejaban la piel allí. Era el fútbol de barrio el que volvía a ser protagonista. El que, desde el principio, no se achantó y jugó fiel a sus principios, buscando el balón, queriendo dominar y presionando muy arriba. Elustondo, Trejo y Santi Comesaña miraban de tú a tú al centro del campo rojiblanco, mientras que Kakuta, Embarba y el debutante Álvaro García traían de cabeza a toda la defensa del Atlético de Madrid.
De hecho, primero Embarba y luego Álvaro pudieron adelantar a los de Míchel. Los locales tuvieron algún acercamiento peligroso, incluído un disparo de Lemar dentro del área que desbarató Alberto con una gran parada, pero el Rayo era superior. Si en la primera jornada el Sevilla entraba como una manada de rinocerontes en la defensa franjirroja, frente al Atlético parecía que los franjirrojos habían ganado Jumanji. No más rinocerontes.
Como era de esperar, en la segunda parte los del Cholo subieron una marcha más. Esto, unido a que el físico ya no acompañaba tanto al Rayo, hizo que el campo comenzara a inclinarse hacia la portería de Alberto. Por inercia, los franjirrojos fueron echándose atrás y bajando la presión tras pérdida. A finales de agosto, las piernas llegan hasta donde pueden.
Eso sí, lejos de acobardarse, cuando el cuero caía en las botas de Trejo, Embarba y compañía, los locales lo pasaban mal. Álex Moreno y Álvaro García hacían mucho daño por la izquierda, y en el Wanda comenzaba a cundir el nerviosismo. Sin embargo, cuando parecía que los franjirrojos habían parado la primera embestida, llegó el de siempre. El terror del Rayo… El balón parado.
Ya había aparecido frente al Sevilla y, frente a uno de los mayores especialistas del mundo en este aspecto, lo volvió hacer. Córner, prolongación y gol del mejor jugador del Atleti, al que cubría Embarba. Primer tanto de Griezmann de la temporada, bailecito al estilo Fortnite y a remar.
El primero de Míchel
Fue entonces cuando, con el número 29 a la espalda, debutó Sergio Moreno. Desde que saltó al verde, no paró de moverse por el frente de ataque y de tirar desmarques. Viéndose por delante, los rojiblancos se encerraron, y a base de empuje, el Rayo apretó hasta provocar los pitos de la hinchada rojiblanca.
Una falta forzada por el propio Sergio Moreno y una buena jugada por banda izquierda a punto estuvieron de empatar la contienda, pero Oblak solucionó la papeleta. Acto seguido, el canterano remató un buen centro pero se encontró de nuevo con el guardameta esloveno. Primera salida de los de Míchel y segunda derrota de la temporada que, a pesar de no sumar en puntos, suma en autoestima y confianza. Partidazo del Rayo que no tuvo premio.