No pudo ser. Parecía que sí… pero no pudo ser. Raúl de Tomás puso por delante al Rayo Vallecano en el Camp Nou con un golazo desde fuera del área… pero fue un espejismo. Parecía un sueño, pero apareció la pesadilla de los balones parados. Piqué remató absolutamente solo una falta botada por Messi para poner el empate. Ya en la segunda parte, la pulga de penalti y Suárez en boca de gol sentenciaron el choque. El Rayo lo intentó… pero esta no es su Liga.
Llevaba la franjirroja, pero no parecía el Rayo Vallecano. El juego de los de Míchel había mutado: no querían el balón y permanecían replegados buscando la contra. No era para menos. En frente estaba el Barcelona con todas sus estrellas, Messi incluído.
Y el plan no pudo salir mejor, al menos en la primera media hora. Robo de balón y pase en profundidad de Álvaro García para Raúl de Tomás, la isla del Rayo. El se lo guisó y el se lo comió. Conducción hacia dentro, varios amagos y chut con rosca pegado a la cepa del palo. Golazo. Qué jugador…
Los de Míchel estaban bien plantados sobre el terreno de juego y no sufrían en demasía. El verse por delante era la gasolina perfecta para un equipo que había llegado al Camp Nou muy tocado en lo anímico, pero que había comenzado bien el choque. Sin embargo, apareció el mal endémico de este Rayo: el balón parado. Falta lateral colgada por Messi y testarazo de Piqué absolutamente solo. Todo el esfuerzo al traste.
Y nada más empezar la segunda parte, nuevo puñetazo de realidad. Recorte de Semedo dentro del área, levísimo contacto con Jordi Amat y Melero López decreta penalti. Rigurosísimo. Gol de Messi. 2-1. Everest en el Camp Nou.
Viéndose por detrás, Míchel cambió a defensa de cuatro metiendo a Pozo en la mediapunta. El Barça seguía dominando, pero el Rayo ya no se metía tan atrás y buscaba llegar con más peligro a la meta de Ter Stegen.
Con los franjirrojos lanzados buscando el empate, los azulgranas sentenciaron. Fue bonito mientras duró. Contra perfecta que acabó con el pase de la muerte de Dembélé para Suárez. 3-1 y adiós.
Sexta derrota consecutiva en Liga del Rayo Vallecano que se hunde sin remedio en la clasificación y que cada vez tiene más lejos la salvación. Míchel, por su parte, en el alambre.