Así se salva un vallecano: ganando en el Camp Nou. Espantando todos los fantasmas con una ‘gira catalana’ que finaliza con esos tan ansiados 6 puntos que separaban al mejor local de Europa -eran otros tiempos- de la permanencia. Punto y final, el Rayo jugará la próxima temporada en Primera División. En cuatro días se consiguió lo que llevaba cuatro meses atascado. No habrá más hambre en Vallecas, no habrá más sed. Pese a que la permanencia no sea matemática, los 40 puntos calman el pulso de un barrio que se asomó al abismo tras tenerlo todo. Lo hizo con carácter, con personalidad, mirando a los ojos del Barcelona en el Camp Nou y ganándole, algo que sólo había hecho una vez, en la 1999-00 (doblete de Bolo). Esta vez el héroe fue Álvaro García, autor de un golazo que vale un potosí. De un tanto histórico.
Sin Trejo y con Nteka arriba, el Rayo salió al Camp Nou sabedor de que en el coliseo de la Ciudad Condal nunca valen las medias tintas. Los grises acaban en negro, así que el único camino para vencer era ser el Rayo, que no es poco. Los franjirrojos aplicaron una presión vertiginosa en los primeros minutos que dejó totalmente aturdido al Barça. Incapaz de dar cuatro pases seguidos. En esas acertó su cañonazo el Santa Inés: Isi filtró un balón aéreo a la espalda de la defensa y Alvarito controló tras ganarle la posición a un embobado Dest (el lateral, señalado, fue sustituido al descanso). El gaditano, en dos segundos, regaló una escena que pareció transcurrir durante horas. Se hizo el silencio, más aún cuando su disparo con la diestra entró por el palo corto. Gol, gol.
Manos a los mofletes y pelotazo a la red en forma de bis. Rugía el Rayo en el Camp Nou, que ante sí tenía a un coloso en pleno despertar. Los de Xavi llegaron a dar dos palos, uno de Jordi Alba con un derechazo desde la frontal y otro, de Gavi, que desde la misma posición pero con la pierna hábil también dejó temblando el marco de Dimitrievski. Resistió, resistió y resistió la Franja, muy bien posicionada en defensa, pero cada vez menos dueño de la pelota. El Barça, como era de esperar, acabó recuperando la batuta, pero no encontró la pólvora. Tampoco cuando Memphis, tras un derechazo a bocajarro desde el punto de penalti, estrelló el balón en el cuerpo de Maras. Gran partido del central serbio.
Los locales acabaron con un all in a la desesperada más propio de los videojuegos que la realidad. Esa táctica de acumular hombres arriba e intentar marcar por acopio. Para que se hagan una idea, en el último cuarto de hora hubo muchos tramos en los que los centrales subieron al ataque y quien cerraba fue Nico. Esa fórmula tampoco dio resultado y los pitos, florecieron. Porque en Barcelona sabían que un pinchazo suponía dejarle LaLiga en bandeja al Real Madrid (los blancos, ahora, serán campeones si ganan el sábado al Espanyol). Xavi vio como sus muchachos se ahogaban entre la impotencia y la desesperación. En el saber que no iba a ser, que no podía ser. Que un Rayo les había atravesado y partido en mil añicos.
Memphis con un misil desde la frontal, obligó a Dimi a despejar de puños. Aunque el verdadero héroe fue Isi, repetidor de aquello de verse con el rostro teñido de rojo ensangrentado: esta vez le dio Luuk de Jong con los tacos en el intento de rematar con una tijera aérea. Iraola acabó estableciendo un 5-4-1 digno de trincheras, entonando una oda a la resiliencia. El Barça pidió un penalti sobre Gavi en el 89′ por empujón de Catena, un contacto por la espalda muy peligroso y que puso en vilo a la hinchada rayista. Pudo ser, pero el mediocentro del Barça estaba en previo fuera de juego. Con 11 minutos de descuento la agonía fue eterna, con un paradón de Dimitrievski a Adama y un palo de Dembélé. Pero no hubo gol. El Rayo Vallecano firmó su permanencia ganando en el Camp Nou. Con el espíritu de Bolo.