El plan de Míchel salió… en parte. El Rayo Vallecano creó peligro y el Betis, por momentos, fue anulado. Pero en el fútbol hay muchos factores y la pelotita no quiso entrar. La tuvo Álvaro, la tuvo Embarba y la tuvo Raúl de Tomás, pero también los de Setién crearon peligro, principalmente en la segunda parte, y no son cojos. Primero Lo Celso de penalti y después el central Sidnei, tras una gran jugada personal, marcaron dos tantos que no encontraron respuesta en los franjirrojos. Y la semana que viene, el Bernabéu…
El único delantero centro del Rayo Vallecano en Sevilla estaba en el banquillo. Raúl de Tomás, indiscutible para Míchel hasta el momento, no era titular. En su lugar, el técnico madrileño metió electricidad arriba, con Álvaro y Embarba en la punta del 4-4-2 con rombo que salió ante el Betis. Y al César lo que es del César. Funcionó.
Los locales tenían el balón, pero no generaban peligro y, cuando los fanjirrojos robaban, salían como flechas untadas en veneno. De hecho, la tuvo Álvaro con un disparo cruzado que sacó Pau López. El Rayo daba una sensación de equilibrio enorme sin balón. Subían la línea de presión cuando tocaba y esperaban cuando mandaban los cánones. Muy, muy bien. Las únicas del Betis llegaban a balón parado.
Paradójicamente, ante un gran equipo como el de Quique Setién y renunciando a su estilo propio, el Rayo creó en la primera parte más peligro que en muchos partidos con toque, toque y parsimonia. ¿Paradas de Dimitrievski al descanso? Cero.
Tras la reanudación, más del Rayo. Más llegadas, más verticalidad… y más merecimiento. Y en esas, Santi Comesaña casi se convierte en el Grinch de la navidad, pero se quedó en susto. Error garrafal del gallego, que regaló el cuero a Loren para dejarle solo ante Dimitrievski. Sin embargo, el disparo, flojo, acabó en los guantes del guardameta.
La pesadilla parecía que había pasado, pero volvió en forma de penalti tonto cometido por Amat sobre Canales. Previo paso por el VAR, Martínez Munuera señaló pena máxima y Lo Celso se encargó de transformarla. Como tantas veces a lo largo de la temporada, el Rayo no merecía ir perdiendo, pero perdía.
Raúl de Tomás, que saltó tras el tanto local para buscar el empate, la tuvo de cabeza tras un centro de Álex Moreno, pero Pau López sacó una mano providencial. Poco después, Sidnei se disfrazó de Denilson y, tras una bicicleta de locos que dejó sentado a Gálvez (y tras una falta de intensidad evidente de la defensa), se quedó solo ante Dimitrievski y puso el segundo.
Partido cruel que vio un Rayo con mejores minutos ante un Betis que también tuvo las suyas, pero supo aprovecharlas. Y ahora toca el Bernabéu, ante el campeón de Europa. Esto es LaLiga Santander…