LA ESCUADRA
Está siendo uno de los hombres de la temporada. De los mejores hasta ahora. Sin él, el Rayo Vallecano no estaría en posiciones de ascenso, de eso no cabe la menor duda. Sin embargo, en los últimos partidos, ha desaparecido. No marca, es uno de los primeros cambios en los que piensa Míchel y su influencia en el fútbol del Rayo ha disminuido de manera considerable.
Siempre le he defendido. Me parece un jugador de Primera. Vertical, eléctrico, con buen disparo y con gran visión de juego. Es tan bueno que nos ha malacostumbrado. No es que esté haciendo partidos desastrosos pero, si normalmente estas de 8 o 9, cuando apruebas raspado, se nota.
Quedan diez finales. Diez batallas sin cuartel para estar en la mejor liga del mundo y, si el Rayo Vallecano quiere sonreir al final del camino, necesita al mejor Embarba. A ese que desequilibra un partido con un giro de cintura. El 11 franjirrojo tiene que volver porque para estar en las grandes competiciones se necesitan a los grandes jugadores.
Trejo, otro desconocido
El caso de Chocota es casi más preocupante. El argentino demostró en la primera vuelta que estábamos ante un superclase pero ahora, está irreconocible. Trejo sigue dejando destellos pero lo que antes eran riadas de buen fútbol ahora son gotas que se pierden en la lluvia.
Eso sí, lo bueno que tiene Míchel es que, cuando no está uno, está otro. Si Embarba y Trejo no tienen su mejor día, aparece Raúl de Tomás o quien haga falta. Paso a paso, asalto a asalto, golpe a golpe, el ascenso cada vez está más cerca. Queda el último sprint y no hay mejor motor para ello que la ETT al máximo nivel.