Ya era hora, ya. Cada vez que el Rayo Vallecano visitaba Alcorcón era un bochorno. Reza el dicho que más vale una vez rojo que ciento amarillo, pero es que el tono de nuestras pieles podría indicar a un médico más una hepatitis que síntomas de una vergüenza crónica.
Andoni Iraola decidió hoy levantar el vuelo ,fortalecer el juego aéreo y zas, salió. Tampoco hay que engañarse. La victoria clara y hasta abultada de la franja por tres goles a cero a domicilio no fue brillante ni espectacular. Fue práctica y un tanto inesperada en sus protagonistas. Los tres jugadores probablemente más señalados por la afición cumplieron y su aportación fue básica para el triunfo.
Mientras los bien ponderados Álvaro ,Fran García u Oscar Valentín tenían un día gris, Mario Suárez remataba un gran balón de Bebé a la red (0-1). No pasó nada antes ni nada después, incluso muchos afirman que si Jean-Paul Sartre o Heidegger hubieran podido ver el choque hubiesen cambiado su concepto del ser y la nada, hasta que otro fenómeno paranormal se produjo.
El pretendido por Boca Juniors Luis Advíncula convirtió una huida hacía adelante en un autopase y centro medido para que Yacine Qasmi, trabajador como pocos pero desafortunado hasta la saciedad, lo enviase a la red. Estaba claro que hoy no era el día de la zaga alfarera. Ni del Alcorcón en general.
Al inicio de la segunda parte el Rayo hizo de las suyas y regaló un gol al Alcorcón que solo un golpe de suerte en forma de orsay milimétrico mandó al limbo. Desde ese momento el quiero y no puedo amarillo fue el alivio franjirrojo que pudo cerrar el partido en los pies de Isi, que bajo palos mandó el balón a la Avenida de Pablo Iglesias, si, se puede y luego lo cerró , de cabeza mientras los zagueros locales miraban embobados el balón.
Una sucesión de milagros en un encuentro solvente del Rayo, sin errores salvo el ya contado y en el que no fue necesario alarde alguno para llevarse los tres puntos.
Tampoco lo encontrarán en esta crónica, la brevedad a veces tiene sus bondades.
Esperemos que la semana salga santa.