Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna… (Groucho Marx)
Tras llegar de Vallecas entrada la madrugada, el tipo no supo explicar en casa lo ocurrido en la cancha. No hizo falta. Su presencia tenía todos los elementos de un Baco Feliz. Ojos chiribitas, arrastre de pies, cuerpo destensado, molido, y, oh sorpresa, sonrisa de oreja a oreja.
El Rayo Vallecano derrotó por dos goles a uno al Real Valladolid y sigue en la lucha por disputar competición europea el año de su centenario.
Cuatro horas después de acostarse y gruñido mediante como manifestación de su despertar, el tipo buscó la cafetera. Vacía. Buscó café para preparar. No había. Decidió molestar a los demás con el ruido de la máquina de capsulas de uso en emergencias. Tampoco funcionó. Cualquiera hubiera blasfemado en silencio pero el tipo se hizo un té con leche. A las cinco de la mañana. Con la sonrisa bobalicona en alto, y la babilla en la comisura de los labios. Ni más ni menos.
Aunque ya no gastaba vida nocturna, el tipo tenía el mismo eco en la cabeza que el que se tiene en la cama tras una borrachera.
Recordó el arranque del partido, con un Valladolid intenso y un Rayo algo relajado. Le vino a la cabeza el giro de Álvaro García y la tijera de Abdul Mumin, cuando el Rayo despertó.
Preparándose el almuerzo notó dolores por todas partes. Como los tendría cualquier jugador de ambos equipos tras el primer tiempo. Si la primera mitad la hubiera titulado Goya el título habría sido “La riña” o “Duelo a garrotazos” .
Cepillándose los dientes casi se ahoga de la risa. Recordó su conversación cuñadil con un amigo en la grada sobre el desempeño de Raúl de Tomás. “No está. Juega más lento que los demás. No gana una”.
Sin tiempo para deleitarse buscando en internet las repeticiones del partido repasó mentalmente su gol. Acababa de empezar la segunda parte. El sevillano García tiene la pelota por su costado. El manchego García le dobla por fuera. El zaguero pucelano duda y se dirige hacía Fran . El segundo ganado lo emplea Álvaro en colgar un centro medido que supera a Hongla y llega a RDT. El 25 rebobina cuatro años y remata de cabeza, picado, inalcanzable para Masip. Golazo. The Final Countdown.
De camino al trabajo se admiró de la energía de Sergio Camello y como le encantaría tenerla en el curro. Su salida al campo fue puro aire fresco. ¡Qué manera de correr! ¡qué manera de presionar! Camello subió el ánimo a la afición. Regateó, combinó, tiró y después de todo ello, marcó. Monchu falló un pase ante su terquedad, Álvaro se anticipó al rival en modo Fran y dio el pase perfecto a Sergio que superó de nuevo a Hongla cambiando el balón de palo.
El Rayo había superado un inicio renqueante y dos patadas al aire de Mumin e iba a tener un final tranquilo. O no. Sergio León aprovechó el descuido en la marca de Isi en un saque de esquina para recordar distancias y darle emoción al partido. O no. En el casi cuarto de hora que se disputó hasta el pitido final los locales consiguieron que nada sucediese y los visitantes se mostraron incapaces.
Ya en el trabajo comenzaron a acumularse las tareas, pero en plena jungla el tipo paró, desbloqueó el móvil y vio los 46 puntos de la franja en la tabla de clasificación . Guiñó un ojo a una compañera y ante su gesto de incomprensión le dijo “La vida pirata la vida mejor”.