Algo tiene Cataluña que aviva el rojo de la Franja. Allí se firmó la pasada permanencia con un dúo de heroicas (Cornellà y Camp Nou); y aunque esta vez la expedición volvió con cuatro puntos -y no seis-, el Santa Inés regresa a puerto sin agujeros. Cero derrotas en los últimos cuatro partidos en tierras catalanas. Una gira rumbo a tradición. Una tierra con aroma a edén. Donde nada falla. Isi y Ciss amansaron un huracán de emociones: dos rojas, VAR, casi una decena de amarillas y más grados que un horno. En las guerras, siempre sonríen los piratas. Y este Rayo Vallecano, que ya habla un catalán fluído, té gana (tiene hambre).
Hubo dos partidos: uno de 30′ y otro de 60′. El primero fue una dulce introducción y el segundo, el caos. Como le gusta a Robe y, por ende, a Vallecas. Lejeune, uno de los más destacados en el Camp Nou por su marcaje sobre Lewandowski -con permiso de Catena-, pecó de torpe. Disparó en el pie de los suyos y manchó el currículum. En cinco minutos vio dos amarillas, ambas justas, que le mandaron a vestuarios antes de tiempo. Pero al Rayo se le apareció la Virgen de la Torre: Sergi Gómez, rozando la media hora, vio la roja directa por un codazo a Camello. Intervino el VAR para mandar al colegiado al 16:9. No lo dudó. En esa media hora el Espanyol fue superior, doblando en ritmo y monopolizando las ocasiones.
Pero el harakiri despertó al León de Nevir, que se lamió las heridas y soltó un rugido, anunciando que estaba de vuelta. Y llegó el primer gol. Isi, en una falta a 30 metros, aplicó la pizarra de Iraola: pase en corto a Unai López, pared de primeras y disparo al palo corto. Raso, seco, envenenado. Se lanzó con poca fe Lecomte, sabedor de que su acrobacia era más orgullo que realismo. El cuero lamió la madera y entró. Perico herido y partido encarrilado, que no muerto.
El jaque mate lo hizo Pathé Ciss, autor de un segundo gol que despertó pitos en las gradas. Álvaro García hizo una incursión por la izquierda, sirvió un centro al segundo palo y Ciss, aprovechando lo que más que un agujero era un socavón, remató de primeras. Gol. El Espanyol anduvo cerca de engancharse, primeramente con un derechazo de Edu Expósito a la madera y, acto posterior, un cabezazo de Puado al mismo destino. Lo intentaron, pero enfrente tuvieron a un equipo que se pone líder y engancha dos jornadas seguidas sin encajar. La muralla de Iraola no flaqueó e ilusiona. El Rayo vuelve de Cataluña con un empate en el Camp Nou y una victoria en Cornellà. La tierra prometida sigue prometiendo; ha nacido un nuevo oasis para el barrio. Cuatro de seis y a soñar. Este Rayo no ha perdido colmillo… y tiene hambre.