“Las dos caras del Rayo Vallecano”
Segundo partido de Liga para el Rayo Vallecano en esta temporada 2017/18 de la Liga 1|2|3. Debut en Vallecas ante el Numancia de Soria en un encuentro en el que los de Míchel dejaron escapar una ventaja de 2-0 en el marcador gracias a dos goles de Trejo. El empate final (2-2) dejó un mal sabor de boca en los rayistas.
Mismo once
Míchel, tradicional a sus ideas, repitió el mismo 11 que venció en la primera jornada de Liga al Real Oviedo, haciendo máxima esa idea suya de que si algo funciona, no hay por qué tocarlo. Por ello, el banquillo franjirrojo estaba en el foco de todos los rayistas, con la presencia, cuatro años después, del Chori Domínguez, que tuvo que esperar su momento. El encuentro arrancaba frío, pese a los más de 30ºC que caían como el plomo en una tarde gris madrileña, con la amenaza de lluvia presente en las nubes.
Embarba tendría la primera del partido con un disparo desde la frontal, cuando todavía estaban los equipos midiéndose en esos típicos tanteos de comienzo de encuentro. El Rayo parecía cómodo sobre el césped, tocaba, se replegaba bien, procuraba no perder la posición y acechaba la meta de Aitor Fernández con galopadas por banda, tanto de Aguirre como de Embarba, que penetraban como dos relámpagos para desquicio numantino. Pese a ello, el Numancia tuvo su momento del partido con dos claras ocasiones de Diamanka y Manu del Moral, que podrían haber cambiado el curso del partido.
Pero tranquilos, ahí está Trejo. Que el Rayo Vallecano tenga al argentino sobre el césped es algo mágico. Que el 8 franjirrojo juegue en Segunda División con el Rayo es un hecho sublime, una categoría que en dos partidos ya ha demostrado se le queda pequeña. La clase, el talento y la magia del mediapunta quedó latente ante el Numancia, y solo necesito dos minutos para resolver el partido. Corría el minuto 18 cuando una asistencia de Embarba era rematada con elegancia al fondo de la red por ‘Chocota’, para establecer el 1-0. Pero tan solo necesito dos minutos para invertarse un pase de cabeza y romper las líneas de la defensa numantina, dejando solo a Santi Comesaña que era claramente derribado en el área: penati y 2-0 de Trejo.
Del trámite al susto
Tras un final de la primera parte muy potente para los franjirrojos, la segunda mitad arrancaba con las sensaciones algo enturbiadas, como si el partido ya estuviese resuelto y no hubiera que seguir compitiendo, algo que, pese a ser Segunda División, no te puedes permitir. El Numancia tan solo necesitó tres minutos tras la reanudación para recortar distancias gracias a un disparo de Pere Milla. Los visitantes tuvieron el empate un minuto después en las botas de Manu del Moral, que remataba con suavidad a las manos de Alberto García.
El susto estaba en el cuerpo. Lo que parecía iba a ser un partido tranquilo comenzaba a ensombrecerse, y el Numancia iba a más, creaba peligro, tenía ocasiones. Mientras, el Rayo no acababa de mostrarse cómodo. No tardó en llegar el gol del empate, que ponía las sensaciones locales por los suelos. Un error en el control de Unai, que era presionado por Diamanka en la medular, propiciaría el 2-2, que acabaría anotando precisamente el ex rayista Diamanka. El susto se transformó en un jarro de agua bien fría.
Quedaba tiempo, pero bien es cierto que este Rayo parecía otro equipo. Los visitantes rompían la defensa local a base de balones en profundidad y contragolpes bien gestados por Diamanka, Pere Milla y Manu. Los franjirrojos no eran capaces de trenzar ese juego vistoso y de toque que deslumbró a Vallecas en la primera mitad. El crono avanzaba raudo y veloz y el empate no satisfacía a los de Míchel.
Con ese resultada se llegaría al final de partido, con una indigesta sensación en el cuerpo. Un partido que estaba dominado y que se debió ganar, pero que una gran segunda mitad soriana dejó escapar los dos primeros puntos de Vallecas.