Esta vida tiene muchas cosas buenas. Una de ellas es que el mundo no es Twitter. Suena desagradecido decir esto cuando esa red me brindó la oportunidad de contaros estas zarandajas, pero es la verdad. Podemos lo descubrió en alguna votación y la afición y algunos miembros del gremio periodístico-rayista lo han podido comprobar hoy.
Tras cargar el móvil para no perder ripio durante la tarde, llegó el momento de ver el once que Paco situaría en el césped de Vallecas. Twitter fue un clamor. Todos hablaron para bien o para mal de “jemezada” al leer la alineación del técnico, para bien los que teníamos dudas y para mal, incluso algunos con desprecio y grosería el resto del mundo mundial tuitero.
Ante tanta crítica solo pude esgrimir en su defensa, todavía extrañado, el argumento de que si quieres frutos y no caen debes agitar el árbol. Paco lo hizo.
George Armstrong Custer, militar norteamericano, combatió en la batalla de Gettysburg evitando con su caballería el avance de los montados confederados.
Se ganó tanto el respeto que fue nombrado teniente coronel del 7º de Caballería y sacrificó su vida en la batalla del Little Big Horn al ser rodeado de un grupo de tribus indias.
Tras la derrota en Eibar, a Paco alguien debió hacerle llegar “My life on The Plains” la autobiografía que escribió el General Custer. Se la debió tragar esa noche. El jueves cayó “The Custer Story”, editado por Marguerite Merington, donde pueden leerse las cartas que se enviaron el general y su mujer Elizabeth. El viernes cerró el circuló con “Following the Guidon”, texto redactado por Elizabeth Bacon , viuda de Custer años después de su muerte.
Solo así se podía explicar el plantel que nuestro comandante elegía para recibir al Valencia, nada más y nada menos que con Marcelino “Toro sentado” en el banquillo y Rodrigo “Caballo Loco” en la pradera.
Iniciado el choque pareció que Twitter tenía razón. Alberto sentaba a Dimitrievski y se comía el primer remate de Ferrán que salía milagrosamente fuera. Gálvez iniciaba las jugadas por el piso como lateral izquierdo perfilado para tocar con la derecha al ser esta su pierna buena. Salía de la presión abriendo a otro derecho como Tito situado en la banda izquierda. Si podía, salía por el medio con Mario Suarez situado como único mediocentro y si el balón llegaba a la derecha Bebé se perfilaba hacía fuera para lanzar a puerta.
La primera parada de Alberto pareció calmarnos y el Rayo asentarse.
Pareció un disparate pero Pozo empezó a ayudar, Alex de extremo a profundizar y Embarba a hacer de Unai jugando de todocampista.
Todo comenzaba a fluir. El Rayo tenía el balón y el Valencia nos daba sustos hasta que apareció el Soul en el partido.
Alberola Rojas, árbitro moldeado en gimnasio y de conversación fácil vio a Gálvez meter la pierna y a Rodrigo caer , sumó 2+2 y señaló penalti. Cuanto alguien en la vida no quiere darte la razón en una discusión te dirá aquello de que todo es relativo e interpretable. Si tu fueras el árbitro del VAR y vieras al imponente trencilla,¿ te arriesgarías a corregirle y llevarte una docena de soplamocos de esos biceps, triceps y demás músculos que los demás seres humanos solo llevamos como los acabados de un SEAT, de serie?. No, le dirías que todo es interpretable.
Parejo quiso tirarlo como Ray Charles, el padre del Soul (sin ver, no entendéis nada) y lo tiró en plan Antonio Vega, “se dejaba llevar”. Alberto atrapó el manso disparo, se puso la peluca de Aretha Franklin y cantó Respect .
El Valencia no se dio por aludido, Diakhaby siguió con la misma canción que su capitán, el del Rayo le robó el balón, llegó al fondo y se la puso a RDT que lo empujó a la red (1-0) , recogiendo la peluca de Alberto y cantando por Aretha “Freedom, freedom, freedom, freedom, freedom, ohhh freedom”.
Miraron al banco y Jémez, contagiado por el ritmo de la Franklin se arrancó, como buen heredero de cantaor, y entonó, señalándose la cabeza, “You better think, think….”
Así se llegó al descanso . El comienzo de la segunda parte pareció igual hasta que Marcelino, cabreado por la derrota y buscando mantener la gran racha ché metió en el campo su 2G (Gameiro y Guedes), una tecnología prometedora pero que resultó hoy ser obsoleta. Nuestro 2G, con Alberto García y Alex Gálvez, fue mas eficiente . El arquero contuvo un disparo de Guedes y el zaguero anuló junto a sus compañeros a Gameiro que tampoco tuvo su día.
Parejo intentó compensar con gol olímpico pero Alberto tuvo dinamita en sus puños y lanzó el balón por los aires cual Díaz Arévalo, Policarpio, las mandíbulas de sus rivales.
Hoy todo funcionó. Al García sustituyó a Al Moreno y el equipo tuvo el mismo filo que los gangsters de Al Capone. Uche Agbo entró por Bebé y manejó los duelos con la facilidad del mecanismo de un chupete y cuando Gálvez salió con las luces fundidas y tieso por el esfuerzo Velázquez lo relevó sin problemas.
El contrato quiso que Medrán no jugara , el karma que la suerte en los momentos malos sonriera a la franja y que Mario,también víctima de la llegada de Marcelino al Valencia sentenciara al equipo del murciélago, que quedó colgado tras un vuelo con una velocidad de crucero de dieciesiete jornadas.
Después de diez jornadas que el Rayo gane no garantiza nada, pero ver que Alberto no bajó lo brazos, que Gálvez acabó derrengado por el esfuerzo, que Pozo presionó hasta en el descuento y que Embarba recuperó el tono demuestra que el míster leyó a Custer, que el Rayo está en el combate y que sus jugadores morirán , si lo hacen, con las botas puestas.
Respect.