Ni tres centrales en el inicio, ni la clásica defensas de cuatro en la segunda parte…todo fue un desastre defensivamente hablando en el Sánchez Pizjuán. A pesar de los cambios sobre la marcha en el sistema, la única diferencia entre un periodo y otro fue la efectividad del rival, porque durante los 90 minutos el Sevilla encontró facilidades para llegar a la meta del Rayo. El partido se fue empate a cero al descanso pero se podría haber ido ya decantado del lado sevillista. Paco Jémez cambió el sistema en busca de evitar la catástrofe pero fue inevitable. Un desastre total.
El técnico canario eligió para el inicio el sistema de tres centrales, con dos carrileros profundos. Velázquez, Gálvez y Amat en el centro de la zaga con Embarba en el carril derecho y Álex Moreno en el izquierdo. Sin embargo no hubo ni profundidad por banda ni seguridad defensiva. Los atacantes hispalenses encontraron muchas facilidades para llegar al área de un Alberto que achicaba agua como podía. Por delante de la defensa estaban Mario Suárez y Uche Agbo, dos jugadores de perfil defensivo. Una muestra clara que más jugadores defensivos no significa ni mucho menos mayor solidez defensiva.
La falta de acierto en la definición y el buen hacer de Alberto evitaron que el partido se acabase en los primeros 45 minutos. Alguna tecla había que tocar y como es lógico, Paco Jémez lo intentó cambiando ese esquema de 3 centrales a la formación de toda la vida con 4 defensas, metiendo a Tito por Álex Moreno. Un cambio no del todo entendible a no ser que el jugador catalán tuviera algún problema físico, porque había sido de lo poco salvable de la primera mitad.
Lejos de encontrar una solución al problema, los goles empezaron a caer como churros. 4 tantos en 15 minutos que mataron el partido y posiblemente las posibilidades de permanencia. Ni mucho menos toda la culpa fue del sistema, si no que los jugadores fueron incapaces de reaccionar ante la adversidad. Impotentes, cada gol era una losa que pesaba y pesaba sobre las cabezas de los rayistas, que se vinieron abajo. Demasiadas facilidades ante un equipo que te mata si le das la oportunidad y más con espacios.