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El tercer tiempo

Desequilibrio

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Jugar al ataque es lo que tiene. Para ser un equipo con las miras puestas en la portería rival, que tiene por objetivo hacer daño a la defensa a base de toque, paciencia y acumular jugadores en la zona más adelantada del campo, debes tener una retaguardia sólida. Es ahí donde se produce el desequilibrio en el Rayo Vallecano.

Agujero en el centro del campo

Ser un equipo que quiere dominar el balón, encerrar al rival y mimar el balón en busca del hueco es una estrategia bárbara, pero debes tener la certeza y la garantía de que tu defensa te va a responder, algo, que en el Rayo Vallecano no está pasando en este inicio de temporada. Un equipo que llega a las posiciones de ataque con hasta seis jugadores cuando el lateral desborda, debe estar lo suficientemente preparado para saber encajar las contras que reciba.

Los dos últimos partidos del Rayo Vallecano son un fiel reflejo de este sistema y de estos hechos, ambos encuentros con sendas goleadas (0-3) en Vallecas. El desequilibrio se produce cuando no tienes ese mediocentro destructor, que corre, corre y corre para no dejar jugar al contrario en esos contragolpes mortales. Se produce también cuando tu defensa es lenta y le ganan la espalda con balones en profundidad, o cuando tienes mucho espacio entre la zona de ataque y los cuatro que dejas atrás defendiendo. Todo ello lo vimos en el último choque ante Osasuna. Los rojillos fueron la antítesis de este Rayo: un equipo fornido atrás, con seguridad defensiva, perdiendo tiempo, y con pocas ganas de ir hacia adelante más allá que con peligrosas contras.

Esté Rayo Vallecano ha encajado 10 goles en solo cinco partidos oficiales este curso (4 de Liga y 1 de Copa), una cifra que deja claro que no se está defendiendo bien. La idea de Míchel de posesión, control del partido y presión al rival en campo contrario puede ser tremenda, pero le falta un guardián que cierre su portería y destruya esas contras mortales.

Además, los números son bien distintos a los que presentó Míchel cuando agarró el banquillo del Rayo Vallecano por primera vez la pasada campaña. En aquel entonces, los franjirrojos tan solo encajaron 2 goles en 5 partidos, una quinta parte menos que los recibidos en este inicio de curso.

Toca hacer reflexión, autocrítica y encajar las piezas del puzzle para voltear la situación. Poderse se puede. Confiemos en Míchel como lo hicimos la pasada campaña.

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