Se ha escrito mucho y se ha comentado mucho a cerca de las comidas que pueden y deben consumir los futbolistas, por lo que llega el momento de desterrar muchos de esos mitos que están asociados a la dieta de los futbolistas profesionales. En esta entrada vamos a contar algunos de esos secretos y quitando algunas de esas ideas mal asociadas.
La alimentación, sin ningún tipo de dudas, es uno de los factores más determinantes e importantes en la vida de un futbolista profesional, ya que se trata del combustible que le permitirá competir al máximo nivel. Con ello, es importante dejarse guiar por los consejos que nos dan webs como Salud&fisico, en la que son especialistas en el cuidado y bienestar del cuerpo. De este modo, una de las primeras características de la dieta en los deportistas de élite es que están controladas al milímetro, es decir, todo lo que ingieren está perfectamente estudiado para que un futbolista pueda rendir al máximo nivel.
Con ello, hay que tirar por tierra uno de los mayores mitos en torno a eso: la famosa dieta del pollo y el arroz. Aunque es verdad que los hidratos de carbono son una de las principales fuentes de alimentación para los futbolistas de élite, no deja de ser cierto que tienen unas pautas para hacer comidas variadas y equilibradas, que le aportan todo tipo de nutrientes.
La mezcla Salud&fisico se antoja clave en la relación futbolista-dieta. Pero hay que tener en cuenta que, a pesar de que existe una dieta genérica, cada futbolista tiene una basada en su propia constitución, ya que no todos pesan igual ni si metabolismo es el mismo, y por supuesto, la posición en el campo, ya que un portero tendrá una alimentación ligeramente distinta a la que pueda tener un delantera o defensa. Es decir, dietas personalizadas.
El día a día es clave, y la alimentación cada semana está enfocada al día de partido, que será lo que marque todo el programa. De este modo, en torno a 24-36 horas antes del comienzo del encuentro el futbolista ingiere una gran cantidad de hidratos de carbono para tener energía. Del mismo que es fundamental controlar la alimentación tras el partido, ya que un futbolista ha desgastado mucho y tiene que volver a llegar de energía el depósito. En este sentido, un batido es uno de los elementos más habituales.
Pero siguiendo con el día a día, un futbolista profesional tiene pautadas, de manera general, cinco comidas, en las que abundan los productos vegetales y las cinco raciones de fruta y verdura, así como la fibra, parte clave en la dieta del futbolista. En este sentido, el desayuno suele ser a base de cereales y alimentos con alto contenido en proteínas, como el huevo. Después del entrenamiento un batido o fruta, para hidratar y dar energía. La comida y la cena son variadas, y suelen ser ensaladas (a base de tomate, pepino, lechuga, atún, etc) y un primer plato normalmente pescado o carne. También habría una merienda donde se comería más fruta.
En realidad, la base de la alimentación de un futbolista profesional está muy ligada a la propia variedad gastronómica y a la dieta mediterránea, siempre desterrando las grasas y los alimentos procesados.