El entrenador guipuzcoano cuajó una fantástica temporada al frente del club rojillo. El equipo de Miranda logró de manera holgada la permanencia y logró clasificarse por segunda vez en su historia para las semifinales de la Copa del Rey.
La llegada de Andoni Iraola al banquillo del Mirandés generó muchas opiniones entre la parroquia rojilla. El técnico de Usurbil afrontaba su primera experiencia en el fútbol nacional tras su paso por el AEK Larnaca de la liga chipriota. Algunos veían en su inexperiencia un hándicap para asumir las riendas de un equipo recién ascendido a la categoría, pero a base de trabajo Iraola creó un ambiente positivo que se tradujo en buenos resultados.
El entrenador vasco sacó el máximo rendimiento a una joven plantilla tanto en el campeonato liguero como en la Copa del Rey, competición en la que el Mirandés alcanzó las semifinales por segunda vez en su historia. El conjunto jabato incluso llegó a soñar con la clasificación para la fase de ascenso, pero las numerosas lesiones, expulsiones y penaltis en contra fueron claves en las últimas jornadas.
El sistema más empleado fue el 4-2-3-1. Ser una escuadra valiente sobre el terreno de juego se convirtió en el principal objetivo de Iraola desde que recaló en el banquillo de Anduva y lo consiguió con creces. La alta presión para robar el balón en campo contrario fue la principal seña de identidad de los rojillos, al igual que las rápidas transiciones a través de jugadores verticales por banda que siempre hacían daño a la defensa rival.
Este aspecto provocó que el Mirandés fuese el quinto equipo máximo realizador de la Liga con 55 dianas a favor. Sin embargo, por contra fue el que más tantos recibió junto a Deportivo de la Coruña y Extremadura (59). Una cifra demasiado elevada que impidió al cuadro rojillo luchar por metas más altas en la recta final de la temporada. Ahora Iraola pasa a dirigir a un club histórico tras declinar la oferta de renovación. Veremos si el míster guipuzcoano, leyenda como jugador del Athletic Club, es capaz de soportar la mayor presión que reina en Vallecas en comparación con Anduva.