DE OTRO PARTIDO
Trejo fue el de hace muchos años.
Me sentí joven viéndolo. Hoy fue el Trejo del ascenso; volvió a la casilla de indiscutible y eterno. Marcó un golazo, el 0-1 que el Rayo no pudo aguantar porque no hay ni siquiera cuatro Trejos.
EL REMAKE
Los despistes defensivos.
El 1-1 fue producto de la confianza en el 0-1. La falta de marca en los ataques terminó con la hermosa sensación de partido controlado. En el gol del Cádiz, el Rayo fue ese equipo dubitativo que es parte de su ADN. Lenta la defensa, perdida sin el balón y dejando que Giménez marque como si estuviera jugando solo.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
El juego colectivo.
El Rayo fue un equipo, no solo una individualidad. En un estadio complicado incluso sin gente, dominó el partido y se condenó con el error en el gol. Comesaña le da otro aire al medio campo. Los que no aparecieron tanto -como Suárez o Montiel- hicieron un trabajo anónimo para que apareciera el equipo. La delantera no funcionó. Catena fue mejor nueve en el partido anterior que cualquier intento de Jémez en este (ni Andrés ni Qasmi ni Villar).
ENVUELTO PARA REGALO
Dos puntos perdidos.
No se ganó un punto, se perdieron dos. El Rayo tenía el partido controlado y eso significaba mucho: la posibilidad de reengancharse a los playoffs, que ahora está a tres puntos y con el Mirandés de por medio. No se puede regalar un gol así, de manera tan simple, después de hacer un partido tan inteligente.
EL DIVÁN
Acertaste de nuevo: Álvaro García.
Ya es un más de lo mismo cansino. El jugador más caro de la historia del club sigue siendo una prioridad para Jémez y una ausencia para el equipo. No tiene actitud en el campo. Si el Rayo está jugando bien, él contradice ese buen juego. Tuvo muchísimas oportunidades, se definió hace bastante tiempo. Insistir con él, Jémez, se parece ya no a jugar con uno menos: es darle uno más al rival.
EN DEFENSA DE…
Los de atrás, bien con un pero.
Catena, Saveljich y Advícula, mejores que un Luna sin mucha lucidez (en cuarto menguante). La defensa estuvo bien excepto en el gol del Cádiz. Saveljich, contundente por arriba demostró, una vez más, cuánto se equivocó Jémez en sentarlo alguna vez en el banquillo. Gran noticia, sin duda, fue la ausencia de Milic. Todo funciona mejor sin él, incluso un microondas. La esperanza es lo último que se pierde. Antes, se pierden dos puntos que tendrían que haber ido hacia Vallecas. En lugar de los tres, nos quedamos con uno. Muchos hubieran firmado un empate antes; nadie lo hubiera firmado durante el partido.