Por Marcos Maggi
DE OTRO PARTIDO
Pozo. De otro partido, no: de otro planeta.
Bienvenidos a la crónica más optimista.
En El Alcoráz el Rayo Vallecano fue el equipo que nos gustaría que fuera siempre. No se lo vio tan intenso, ni tan concentrado ni tan equipo en todo el año. En una jornada que podría haber sido la última de Jémez, el Rayo hizo el mejor partido ya no del año, de los últimos años,con un Pozo genial, maravilloso. Pozo: el mismo que fue eterno descartado por Míchel en Primera, dio una lección de fútbol total en Huesca, con dos goles y sacando conejos en cada jugada. Titular demasiado tarde en la historia del Rayo. Y no solo por lo que demostró hoy.
EL REMAKE
Los pases al cielo en el primer tiempo.
Durante el empate, si hay que poner alguna mancha en el gran partido del Rayo, el equipo jugó demasiado al pelotazo, cuando su ADN no va por ahí. La identidad le cambió después del gol: bajó la pelota, se juntó, fue solidario, presionó y, con el partido ganado, siguió jugando como si fueran empatando. Esperemos que esta actitud insólita no sea una excepción.
VENTANILLA DE RECLAMACIONES
Penalti de libro, señor Arráiz.
El VAR no lo vio, pero el BAR, sí. Quizá fue el penalti más claro no pitado desde que existe el VAR en España. Incomprensible que ni siquiera vaya a revisarlo. Así como se quitan tarjetas después el partido, se deberían dar penaltis. Pero claro, es difícil que el árbitro, el portero y el que chuta queden durante la semana en el estadio para ejecutarlo. ¿Y si hubiera un rebote? Harían falta más jugadores de ambos equipos. Muy difícil. Por eso, lo mejor es que el árbitro y el VAR sean árbitro y VAR.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
Bombona de oxígeno para Jémez. Pero muy pequeña.
Un respiro más le queda. Contra el que fuera su discípulo y podría haber sido su verdugo, Jémez consiguió aplazar la condena. Los goles de Pozo llegaron como esa llamada del gobernador en las películas americanas, cuando el sentenciado ya se está por marchar al otro barrio. Jémez estaba en un pozo y otro Pozo, de momento, lo salvó. Paco o ha leído El pase corto o ha coincidido con esta sección porque, aunque perseveró con un flojo y repetido Tito, alineó a Advíncula y a Andrés Martín (y no dio minutos a Piovaccari). Otro mensaje para Jémez, si nos está leyendo: las circunstancias dicen que el Rayo, sin Álvaro, juega mejor.
EL DIVÁN
Una visita poco frecuente: el árbitro.
Después del partido -vaya sorpresa, o no- llamó a la puerta el árbitro, que desquició a los dos equipos con sus errores. Ni bien se recostó en el diván, le pusimos en el monitor ese penalti tan visible a Embarba en el minuto 43. Dijo que bueno, que menos mal que el Rayo ganó y que ese error no fue decisivo y que ya no se hablará tanto de eso porque la victoria tan contundente hará olvidar el penalti. Prescripción: consulte más al VAR o a su sentido común. Muchos aficionados del Huesca y del Rayo que no estaban viendo el partido, vieron el penalti. Y muchos del Atlético de Madrid y del Alcorcón y del Mirandés y del Calahorra, que tampoco lo estaban viendo, también vieron penalti.
EN DEFENSA DE…
La defensa, pero empecemos por Dimitrievski.
Quedó clarísimo, Jémez, que hay titulares indiscutibles: Pozo, Trejo, Advíncula y Dimitrievski, valiente y seguro en todas. Tapó disparos a la red y sacó siempre bien.
Fue un día de rarezas, se juntaron los planetas para que el equipo hiciera un partido descomunal; incluso Mílic estuvo bien, sin fallos. Advíncula y Catena, omnipresentes y omnipotentes, fueron corazón más que clase, algo reservado para Pozo y Trejo. Hoy el Rayo estuvo desconocido en el buen sentido, insistimos, porque Ulloa peleó con criterio y tuvo los detalles que le pedíamos, porque la sociedad Pozo-Embarba-Trejo funcionó mejor que nunca y porque no jugó Álvaro García.