Por Marcos Maggi
DE OTRO PARTIDO
Que todos, menos Pozo, vean vídeos de Trejo.
Bienvenido a la crónica más pesimista. El Rayo no juega a nada. Los únicos que propusieron fútbol, demostrando saber qué hacer con el balón, fueron Pozo en el primer tiempo y Trejo en las dos mitades. Contra un Zaragoza inexistente, el Rayo lo fue más. Jugando así, vale lo que dijimos en alguna nota anterior: el objetivo es la permanencia. No alcanza con dos futbolistas que hacen las cosas de otra manera si el resto del equipo -técnico incluido- sigue haciendo las cosas de forma igual o peor. Ha sido otro partido absurdo del Rayo contra el Rayo.
EL REMAKE
Los que enamoran al míster y a nadie más.
Milic es “el amigo que juega correcto en fútbol 7”. Da todas para atrás, no saca el balón, falla en las marcas y hace peor a la defensa. Fichaje claramente equivocado. Piovaccari es más protagonista estando en el banquillo. Tito tiene menos peligro que una pistola de agua. Y además Jémez, enamorado de estos jugadores a los que trajo y defiende, se queja porque no le traen a un sustituto de Bebé (como si el problema del Rayo fuera la lesión de Bebé). Quizá ya deberíamos quejarnos porque no traen a un sustituto de Jémez…
VENTANILLA DE RECLAMACIONES
Por favor, que el equipo sepa cuánto mide el campo…
Las dimensiones del terreno de juego en Vallecas son 100 m x 67 m. No, 67 m x 100 m. Y estaría bien que lo sepan los jugadores del Rayo, porque todos los centros son para la cabeza de un peluquero de la Albufera o de un aficionado de la zona alta. Los saques de esquina, las faltas o los balones al área de jugadas, cuando no se quedan cortos parecen melones a ese inexistente delantero ideal de 8 metros que, si recibiera el aviso, tendría la portería muy lejos.
LO QUE SE LLEVA EL OJO
Cáscaras de pipas.
Nada memorable hoy, excepto la estética de Trejo. El “Chocota” dictó un juego que el Rayo no supo entender. Se puso el equipo al hombro y le pesó demasiado (sobre todo cuando entró Piovaccari). La cabeza baja, mirando al suelo, el ojo apuntando a las cáscaras de las pipas. Del partido han quedado esas imágenes tan vulgares.
EL DIVÁN
Consulta llena.
Hoy no se recuesta nadie, porque no hay espacio. Están sentados uno al lado del otro en el diván: Jémez, Embarba, Álvaro, Milic, Tito, Ulloa, Piovaccari… Y a todos, el psicólogo les hace una pregunta que nadie puede responder: “¿A qué carajo están jugando?”
ENVUELTO PARA REGALO
Se acerca la Navidad. Hay paquetes para los visitantes.
El penalti estuvo bien repetido y el regalo antes del penalti fue por querer salir, una vez más, con la pelota jugada; por aplicar, una vez más, el “Sistema de salida Jémez” que tantos puntos le hizo perder al Rayo este y otros años. Cuando el Rayo no cierra un partido que podría haber ido 3-0 en la primera parte, se desinfla y lo entrega. Esos errores siempre estarán, están en el ADN del Rayo con Jémez. Por eso hay que aprovechar las oportunidades. El equipo es cada vez más dos equipos. Perdió el carné de identidad futbolística. O se lo robó don Paco.
El NÚMERO 12
Fin de la huelga de animación. Sigue la huelga de fútbol.
El fondo volvió a gritar, pero no gritó ningún gol. A ver si Jémez, tanto que pidió que se levantara la huelga de animación, levanta la de jugar al fútbol, porque si el Rayo sigue así, empezaremos a escuchar más llantos que cánticos.
EN DEFENSA DE…
Dimitrievski no puede hacer más de lo que hace.
Con una defensa así le marcan gol hasta a un portero extraterrestre, de seis manos y cuatro piernas. Dimitrievski, que paró el penalti adelantándose, estuvo bien con los pies, rechazó un cabezazo con aroma del gol en el primer tiempo y salió varias veces fuera del área como el defensa hoy ausente. Se echó de menos a Catena y de más a Milic.