Iker Huarte (@IkerHuarte)
Con la salida de Juan Villar, Osasuna se desprende del último de los delanteros con los que consiguió el ascenso la pasada temporada. A la no renovación de Xisco y a la marcha de Brandon Thomas al Girona en el mercado de invierno se une esta de Juan Villar al Rayo Vallecano.
A pesar de que se ha especulado durante meses con la salida del delantero onubense, Jagoba Arrasate seguía confiando en él. Sin embargo, la lesión del Chimy Ávila trastocó los planes del entrenador vasco.
Con silueta espigada pero no tan corpulenta para ser delantero tanque, Juan Villar es un comodín para toda delantera. Su rendimiento es bueno jugando en punta, como acompañante o, incluso, en banda, aunque el hecho de cumplir 32 años en mayo hace que su velocidad ya no sea la misma que antaño.
Villar es el clásico delantero oportunista, de buen desmarque, amante de finalizar jugada. Si se abre un hueco entre la defensa, seguramente él lo aprovechara. Por su altura y colocación, le favorece un buen juego de bandas que cuelgue balones al área. Y, a diferencia de delanteros similares, esas condiciones no le restan calidad con los pies. Tiene la técnica suficiente para aprovechar pases de sus compañeros y para fabricarse sus propias jugadas.
La temporada pasada fue el máximo goleador de Osasuna, alcanzando el ascenso directo con el equipo rojillo. Su calidad e implicación están fuera de dudas. Los únicos puntos negativos son su tendencia a lesionarse, aunque en los últimos meses no ha tenido ningún percance grave, y su propensión a realizar gestos de reproche, ya sea a sí mismo, al árbitro o a sus compañeros.
Delantero de rendimiento contrastado en Segunda División, Juan Villar buscará en el Rayo los minutos y oportunidades que no ha tenido esta temporada con Osasuna.