Radamel Falcao es sin duda el fichaje estrella de este Rayo Vallecano. Como todo jugador, es importante pero no imprescindible. El partido del domingo frente al Elche fue una demostración de esto, consiguiendo los tres puntos sin tener al colombiano en el césped, algo que ocurrió por primera vez desde su llegada al club.
La primera victoria de la temporada llegó sin que el Tigre hubiese aterrizado en el Rayo Vallecano, el 29 de agosto en casa frente al Granada con aquel 4-0. La segunda, tres semanas después de la del Granada, sí tuvo la presencia de Radamel, que puso la firma con el 3-0 al Getafe. Desde entonces el Rayo sumó dos victorias más, la vivida en San Mamés y cuando Vallecas recibió al Cádiz. En ambas Falcao vio puerta y el equipo conseguía los tres puntos.
El Sadar fue el paréntesis a la relación entre las victorias del Rayo y la presencia de Falcao, justo antes del parón de selecciones. Dicho parón ha afectado a la presencia del colombiano en la victoria frente al Elche dado el cansancio físico que arrastra por sus compromisos internacionales sumado a la exigencia del viaje. Su sitio en el once lo ocupó Sergi Guardiola, que fue sustituido en el minuto 62 por Nteka.
Iraola reconocía que la entrada de Falcao estaba en su cabeza pero que el gol de Nteka cambió los planes. La entrada del delantero francés, con gol a los cuatro minutos, cambió los planes en los cambios del técnico. El gol ya no era tan necesario y se podía permitir reservar a Falcao. La alternativa fue la de reforzar el centro del campo y suplir a los lesionados Mario Hernández y Saveljich.