No había sido un buen partido, pero con el pitido final, se desató la euforia. Desde un lado, los jugadores del Nástic celebraban una permanencia vital para ellos y, en frente, el Rayo Vallecano saltaba de alegría tras conseguir el primer título oficial de su historia.
Tras unos breves abrazos, los futbolistas franjirrojos hicieron amago de irse a vestuarios pero, cuando estaba a punto de comenzar la rueda de prensa de Míchel, volvieron a saltar al verde en busca de su gente, los que nunca fallan.
Afición y plantilla, como uno solo
En un rincón del Nou Estadi los aficionados franjirrojos seguían animando, y allá que fue toda la plantilla rayista. Gritos, cánticos, manteo a Míchel… No era para menos, las vitrinas del Rayo Vallecano eran ‘desvirgadas’ más de 90 años después.
“¡Vamos, una foto con nuestra gente!”, se escuchaba entre la expedición vallecana. Dicho y hecho, foto de grupo con los jugadores y la hinchada. Después, corriendo a sala de prensa a escuchar a un míster que ha hecho historia.
Día de esos por los que uno se hace periodista. De esos en los que caes rendido a la cama ya de madrugada, pero por lo que merece la pena informar acerca de un equipo con un corazón tan grande como su franja.