LA CONTRACRÓNICA
En momentos de abatimiento no está de más un detalle, una caricia, una confidencia, un cariño, recibir algún signo de complicidad. Gisella, la peruana que ocupa mi banda derecha, la izquierda, el centro, la retaguardia y la delantera con la que sumé tres hijos como tres puntos, un ascenso, una Europa League, una Champions, un mundial y varios balones de oro juntos lo tuvo.
Nos sacó a mi perrita Ari y a mí de nuestra zona de triste confort en forma de sillón y derrota y nos llevó a comprar pollo a la brasa al estilo de su país, un manjar que cae mas rápido que una carrera de Advíncula y que alivia sinsabores y penas hasta chuparse los dedos. Del interior del local brotaba un olor característico que acertamos a masticar Ari y yo sin poder entrar. Nos miramos con hambrienta solidaridad y recordé aquella respuesta parca, tímida y rara que dí a Alejandro Castellón en mi debut en la tertulia de Unión Rayo sobre como acometer esta tarea. Recordé la fidelidad y el amor loco que nos tienen los chuchos y vino a mi mente el primer anuncio televisivo construido con una verdad absoluta. Se atisbaba a un pobre can abandonado y saltaba un lema en pantalla. “Él nunca lo haría”. Ahí tienes la chispa, compañero.
No sé porqué está pasando ni encuentro demasiado motivo para la esperanza salvo, y eso me inquieta aún más, que las matemáticas aún están lejos de condenarnos a un irremisible descenso. El Rayo cayó hoy en Getafe por 2-1 y está comenzando a abandonarnos. Porque el equipo no se abandona y cumple con las pautas y mensajes de su entrenador. Michel, harto de ver que sus principios futbolísticos no daban resultado hizo como Groucho Marx y sacó otros. La cosa empezó a mejorar y nos dio esperanzas. Tras una racha de buenos resultados el mal día en Vallecas ante el Leganés con una derrota inesperada puso a Michel en una dura encrucijada en la que eligió un camino. El de competir. En Cornellá incrustó al equipo en su larguero hasta caer derrotado por carecer de un concepto básico acuñado por Orson Welles en el Siglo XX y perfeccionado por sus siguientes rivales Simeone y Bordalás, el concepto “Sed de mal”.
El técnico franjirrojo se obsesionó con no perder mas puntos en el peor momento. El que empuja a los rivales a sumar como Gisella y yo, de tres en tres al grito de “tonto el último” lleva a Michel a colocar escuadras en la cancha en búsqueda del empate o una victoria afortunada. En ese tenor frente al Atlético borró a Advíncula del campo para protegerse (o amputarse) con Tito y colocó en cancha a Mario Suarez.
Todos comprendimos ocasionalmente lo primero y vimos brotes verdes en lo segundo. Por fin un medio centro que cierra, que juega de primeras, que no se complica, con buen despliegue físico y un pase medio/largo competente, que diera libertad a Comesaña. que alimentara soltura en Trejo, que diera un socio a los centrales y un amigo para los carrileros y delanteros.
En Getafe Michel mantuvo a Tito y rescató a Ímbula sentando a los brotes verdes.
Será el proceso de formación.
Hasta aquí los palos a Michel. Conectamos (al fin) con la contracrónica del Getafe-Rayo.
La franja visitaba el Coliseum getafense con la intención de sacar algo positivo y confirmarlo la próxima fecha frente al Girona. Es sabido que jugar allí es como visitar el salvaje oeste y esos choques son un auténtico Western. La pena es que los nuestros “cometieron dos errores” y, como el caso de Clint Eastwood en ese título de 1969, tienen una soga al cuello.
El personaje del bueno de Clint (SPOILER ALERT) se la pudo quitar e incluso se pudo convertir en el “homo antecessor ” de José Bordalas con, ya lo habréis adivinado, Harry el Sucio, pero a los nuestros les va a costar.
El primer error fue el de Alex Moreno. No tengáis duda de que si en la plantilla hubiera o hubiese un lateral zurdo de garantías el 7 hubiera calentado banco y quizá hoy lo hubiese merecido.
Aún recuerdo el primer concepto que me enseñó mi padre como entrenador del equipo del cole de futbito en categoría benjamín. “Cuando defiendas, nunca dejes que el balón bote”. Alex lo hizo. Luego está el tema de si hubo fuera de juego o nada, de si Foulquier ( un negro que se llama Dimitri debería jugar en el Rayo, por favor) participaba en la jugada y si el gol debió ser anulado o no, pero esto es fútbol profesional de élite y este el Getafe así que Damián Suarez (Demian para los rivales ) jugó para Jaime, que dentro del área Mata (el juego de palabras me vino botando también, mis disculpas). (1-0).
El Rayo no pareció afligido, ni golpeado, ni enrabietado, ni acongojado, ni encolerizado. Es más, Imbula, al que un pelotazo en la cara de Portillo pareció hacerle entrar en razón y tocar tres o cuatro veces de primera volvió a ser el de siempre, perdiendo balones y generando contraataques para el rival.
En el descanso los suplentes del Getafe calentaron intensamente y los del Rayo no, ya que, a menos que lo hiciesen a puerta cerrada, nadie los vio hacerlo. Empezaron a hacerlo en el arranque y pronto Alvaro García sentó a Embarba, desafortunado y cabreado con el cambio, ya rutinario haga sol, lluvia, frío o calor.
Raúl de Tomas ya ni clamaba por un balón , bostezaba ante el inoperante adelanto de líneas de la franja. La suerte es que RDT es el único tiburón que lo hace. Recibió un balón lejano, pilló al defensor con la mandíbula desencajada por el sueño y por contagio, amagó abrir el balón, se generó un metro e hizo sangrar las mallas más que los escualos en la playa de la peli de Spielberg en los 70 con un disparo de zurdas ajustado al palo que obligó a David a estirarse hasta Soria (prometo dejar los juegos de palabras, que viene Pedro Sánchez y la campaña electoral) y a sacar el balón de la red (1-1).
El gol invitó a Michel a mover ficha introduciendo a Mario Suarez y se pudo escuchar al medio millar de rayistas en la grada entonar a voz en cuello el Mesías de Haendel, para ser mas concreto el “Aleluya”.
El Rayo empezó a fluir, tuvo unos buenos minutos que nos hizo ilusionarnos. Era como cuando comes todos los días macarrones y te dicen que mañana hay Entrecot de Añojo . Ahí el Rayo cometió el segundo error.
Relamiéndose estaba Santi Comesaña cuando olvidó el oficio aprendido a la fuerza y en un balón perdido y mal peleado por Trejo no fue cínico, no fue práctico, no fue táctico perpetrando una falta sino que fue noble y dejó filtrar a Portillo un pase mortal. Ba pensó que Jaime dentro del área Mata, y en pos del delantero dejó libre a Jorge Molina que remató el pase que certificó nuestra muerte. (2-1).
El gol volvió a convertir a la franja en un encefalograma plano, en un equipo que, cada uno en su tarea de la linea de producción de la fábrica cumple sin más. El portero para, los defensas defienden, los medios trabajan y el delantero lanza a gol cuando le llega la pelota. Si tu rival es el Getafe es un camino mas corto a la derrota que la línea recta.
Lo que mas duele no es perder. Lo que mas duele es jugar sin emoción. El Rayo no transmite nada, tiene las alas cortadas desde el banco en aras de competir y una sensación de concentración para evitar errores tan excesiva que la franja, con jugadores del talento y talante de Trejo, Pozo, Álvaro, De Tomás, Embarba, Kakuta o Alex Moreno a día de hoy es una mediocre oficina donde cumplir compitiendo de aquí hasta junio. De los fichajes de invierno no tenemos noticias salvo lo ya citado.
El Rayo nos está abandonando . Nosotros nunca lo haríamos.