El exjugador del Rayo Vallecano, Miku Fedor, concedió una entrevista a Unión Rayo. Radamel Falcao estuvo cerca de igualar su racha: es el único jugador del Rayo que ha anotado en cinco jornadas seguidas en Primera División.
En dicha entrevista, el actual delantero del Dépor, dio su visión sobre cómo ve al Rayo actual tras el fichaje del delantero colombiano. Además, explicó cómo vivió lo que pasó en Anoeta y lo que ocurrió tras el descenso de categoría, que él se quería ir, pero el club no le dejó. Aun así, guarda un gran recuerdo de la afición, con la que se siente muy identificada.
#EntrevistaUR a Miku Fedor
Antes de hablar de fútbol me gustaría que contaras la historia de tu apodo, Miku.
Es un apodo familiar. Desde hace muchísimos años decidí cambiarlo y que la gente me conociera así. Yo sabía que en el mundo iba a haber pocos, o casi nadie, que tuviera el apodo de Miku y decidimos que era la mejor manera.
Actualmente estás en el Dépor, ¿qué tal en A Coruña?
Muy bien. Es un club grande con un objetivo ilusionante que es volver cuanto antes al fútbol profesional, con una masa social importante, una historia detrás e intento aportar mi granito de arena para conseguir el objetivo.
Llegaste la temporada pasada y te costó marcar, ¿cómo fue tu adaptación?
Fue una temporada muy complicada. Llegué tarde, sin prácticamente entrenamientos, sufrí un par de lesiones antes de estar al 100%, y cuando estaba en plenas condiciones, por el formato del año pasado de la categoría, quedaban pocos partidos. Pude aportar lo 7 goles, pero este año estamos pensando en lo que tenemos ahora y estamos en un buen momento. Ojalá a final de año podamos todos celebrar.
Habéis empezado la temporada como un tiro, tanto el Dépor como tú ¿no?
El equipo está en un buen momento. Estamos haciendo las cosas bien y jugando a un alto nivel. Ha habido cambios y rotaciones en el once inicial y no se ha notado. Eso habla del compromiso de toda la plantilla por conseguir el objetivo. Las cosas están saliendo bien y esperamos que siga la racha y que sea lo más larga posible.
El objetivo está claro que es el ascenso, pero ¿es muy complicado de 2ªB a 2ª?
Es más complicado de lo que la gente puede pensar o creer. Porque es una categoría en la que está todo muy igualado. Los presupuestos están muy igualados, hay varios equipos con objetivos iguales que el nuestro, están los filiales que están formando jugadores que a lo mejor juegan un fin de semana y al siguiente están jugando en Primera. Hay buen nivel y no es fácil. Mantenemos la ilusión y tenemos las ganas de hacer las cosas bien.
Además, tú ya ascendiste de 2ªB a 2ª con el Salamanca y marcando el gol decisivo.
Conozco la categoría, conozco cuando el año va bien y tienes éxito, y a nivel individual también. Así que, tratando de emular lo que ocurrió aquel año y ojalá que acabe igual de feliz que esa temporada.
¿Conoces alguna clave para ascender? Porque el ascenso del Rayo de la temporada pasada fue casi un milagro.
En 2ª y también en 2ªB, la regularidad es muy importante. Te permite estar siempre arriba y con el objetivo muy claro. Si lo cambiamos a lo que le pasó al Rayo el año pasado, en liga no fueron tan regulares, llegaron al sprint final, a los playoff, casi de rebote, pero estuvieron en el momento clave de la temporada en un punto óptimo de forma y eso les permitió encarar el playoff de la mejor manera y ganar a un favorito claro como el Girona.
¿Seguiste mucho al Rayo del año pasado?
No tanto, pero sí estuve pendiente. Aún conservo amigos en la plantilla y en el organigrama del club. Uno siempre que puede está pendiente, y cuando ocurrió el playoff de ascenso, pues sí que estuve más pendiente de toda la Segunda y de los equipos en los que he jugado un poquito más, porque obviamente les guardo cariño.
¿Te esperabas ese ascenso del Rayo? Porque parecía imposible.
Sí, al principio nadie apostaba por el ascenso por los momentos de forma en los que llegaba el Rayo, que se metió al final en el playoff, y pocos apostaban por él. Pero en los partidos clave tuvo momentos muy buenos, fue certero en el área, y con un técnico joven, con ilusión y con ganas de hacerlo bien, se consiguió un ascenso merecido.
¿Les estás pudiendo ver este año en Primera?
Sí. Estoy pendiente de la actualidad. El otro día ganaron un partido muy complicado de visitante ante el Athletic Club y se llevaron los tres puntos para Vallecas.
Precisamente, en ese partido marcó gol Falcao, con 35 años, uno menos que tú.
Los delanteros no perdemos el gol. Veo las plantillas de los clubes, y cada vez hay más jugadores de edad avanzada. Ha cambiado todo, la forma de entrenar, cuidarse, y las carreras son más largas que antes. A esa edad, uno todavía está rindiendo, tiene conocimiento del fútbol y puede sacar partido para ayudar a su equipo.
¿Es verdad esa frase de que el gol con la edad no se pierde?
Sí. Al final, cuando tienes gol, da igual la edad que tengas, el balón te cae en el área, los rebotes te favorecen y no se pierde ese instinto de hacer gol. Se tiene o no se tiene y la edad no importa, no tiene nada que ver.
“Cuando tienes gol, da igual la edad que tengas, el balón te cae en el área, los rebotes te favorecen y no se pierde el instinto”
¿Qué esperas del Rayo, crees que puede seguir dando guerra arriba?
Ojalá, pero el objetivo principal y el que traza el club es la permanencia. Eso le permite asentarse en la categoría y tener los ingresos para hacer un proyecto más largo. Siempre que sea seguir otro año más en Primera va a ser bueno para el club y una vez que consiga eso matemáticamente, la pelota es redonda y se puede soñar con algo más. El objetivo está claro, y lo tiene todo el mundo interiorizado, tanto Iraola como la plantilla.
Entrando en tu etapa en el club, ¿Paco Jémez te dijo cuándo llegaste que no eras un fichaje suyo?
Sí. Fue muy claro conmigo y muy transparente. Me dijo que tendría que entrenar y que mi rendimiento sería el que me permitiría jugar más o menos. Gracias a Dios pude jugar bastante, hacer goles y conseguir un récord del club. Estoy muy agradecido.
Tu rendimiento fue increíble.
Sí. Me fue muy bien. Pude romper el récord de Bolo y de Hugo Sánchez, y lograr algo muy bonito a nivel individual. El primer año acabamos bien, pero el segundo fue una lástima el descenso. Por mi buen rendimiento, salir del club fue más complicado.
Te convertiste en el primer jugador en la historia del Rayo en marcar en cinco jornadas consecutivas en Primera División. ¿Cómo recuerdas ese momento?
Muy bonito porque era la confirmación de hacer un trabajo bastante bueno. Yo culminaba las jugadas que creaba el equipo. Teníamos un muy buen equipo y perder la categoría fue totalmente injusto, pero el fútbol a veces, es así. Fue un mal sabor esa temporada, a pesar de que individualmente, las cosas me salieron bien, pero colectivamente, no fueron tan buenas.
Fue un gran año, pero la salvación se os quedó a un único punto ¿no?
Sí. Quedamos a un único punto y fue más traumático y más triste. Porque cuando hay equipos con una mala dinámica que tienen un descenso de muchos puntos, es lo que se esperaba, pero en nuestro caso, fue una lástima.
¿Cómo viviste tú personalmente el descenso y cómo le sentó al vestuario?
Lo viví muy triste porque nunca había descendido y descender es una tristeza por todo lo que implica para el club, para los trabajadores, y para la masa social. Este incidente provocó que parte de nuestra afición tuvieran dudas o pensaron cosas que no eran de la plantilla. Fue bastante doloroso, un momento triste y muy complicado.
¿Qué pasó exactamente en Anoeta?
Que jugamos mal y nos asustamos. Jugamos con la presión del descenso, no supimos manejar la situación y perdimos un partido, 2-1, que fue una desgracia para todos. A nivel personal yo me quedaba tras el descenso ganando un tercio de lo que cobraba, ¿qué trabajador va a querer ganar un tercio de lo que cobra al año siguiente? A nivel grupal fue muy triste porque jugamos un partido con mucha tensión, y estábamos acojonados, la opción del descenso aparecía, no supimos manejar la situación y perdimos el partido. Nos quedamos a un punto, porque con un empate nos hubiéramos salvado, pero ese día, las piernas temblaron en exceso.
“En Anoeta jugamos mal y nos asustamos. Jugamos con la presión del descenso, no supimos manejar la situación y perdimos”
¿Fue la presión la que os afectó?
Sí. No supimos manejarla a nivel anímico. La mente ejerce mucho poder sobre el cuerpo y estuvimos bastante mal ese día, con esa presión de que si perdíamos nos metíamos en el hoyo de verdad. No supimos manejarlo y fue una desgracia.
¿Cómo viviste el descenso a 2ª? Porque tú te querías ir, pero el club no te dejó.
Mal. Yo había llegado gratis, el club no había pagado nada por mí. Me había reenganchado a Primera y estaba agradecido, pero tenía 30 años y un contrato en México de cinco veces más de lo que ganaba en Primera. Con el descenso gané un tercio de lo que ganaba. Le comenté al club que era un contrato, que con la edad que tenía no podía rechazar. Iban a pagar 3 millones de euros por mí, no iba a dejar las arcas vacías. Con el presidente no hubo manera, según él, nadie iba a salir, pero vendieron a Jozabed y Juan Carlos. Fue un cúmulo de desgracias. Sentía que a nivel familiar y personal les había privado a mis hijos de un futuro mejor. El club no había obrado bien, bajaron mi salario por contrato, pero no mi cláusula de rescisión. Fue duro, triste, y me sentí muy mal por como actuó Raúl. Desde entonces, no he cruzado palabra con él.
“Al no salir del club sentía que a nivel familiar y personal, les había privado a mis hijos de un futuro mejor”
¿Echaste de menos esa ayuda por parte del club?
Sí. Porque no era que yo me quisiera ir gratis y dejarlos tirados, sino que había una oferta de 3 millones de euros, el club en un año y medio sacaba tres millones por mí. En Primera no me habían pagado ni siquiera medio millón. Era una operación redonda para el club. En las negociaciones yo les ofrecí que me iba a México tres años y les firmaba que yo volvía sin importar la categoría que estuviera el club. Con 33 años, pero quería que me dejaran asegurarme el futuro de mis hijos porque el Rayo estaba renovando jugadores de 35 o 36 años. Ni por esas tuve esa suerte. Me sentí bastante triste porque cuando jugué yo siempre lo di todo y siempre tuve predisposición para ayudar.
¿Tuviste la idea de volver al Rayo?
Sí. Fue una de las ideas que se pasó por mi cabeza. Decís que soy el mejor, porque era lo que me decían, yo les di la opción de que me pagaran lo mismo que en México. Decían que era una locura, que era imposible y entonces les dije que me dejaran ganar ese dinero en tres años, y que volvería con la carta de libertad sin importar la categoría en la que estuviera el club. Tengo casa en Madrid y estoy identificado con los colores. Es un tema de trabajo, porque este es mi trabajo, yo dudo que cualquiera diga, me quedo por el amor que le tengo a esto. Me voy y luego, si tengo que volver, vuelvo. Fue difícil porque poder hablar con una persona que no entiende, se hizo muy complicado y duro.
¿Cómo fue tu relación con Sandoval? Porque tuvisteis algunas diferencias.
Sí, pero eran inexistentes. Le dije la realidad, que yo no lo conocía, que no tenía nada en contra de él, pero tengo esto para mi familia y tengo que pelear por ello. Él obviamente peleó por sus intereses, que era que yo jugara. Desde ese punto de vista no lo puedo criticar porque todos los entrenadores cuantos más jugadores tengan mejor, pero a veces, uno piensa en su éxito personal y no en las personas. Teníamos ideas diferentes.
¿Tienes contacto con Sandoval?
No, no hemos hablado. Él tenía su posición que tenía que defenderla, yo tenía que defender la de mis hijos y la de mi familia. Cada uno teníamos nuestros intereses. Ni nos conocíamos en ese momento y no teníamos relación y ahora tampoco.
Has dicho en una entrevista que uno de los tres técnicos que más te apotó fue Paco Jémez, ¿qué recuerdos tienes de él y qué te aportó como futbolista?
Fue un tipo claro, certero y muy directo. Te decía a la cara lo que pensaba. En esta profesión encontrar gente así es muy complicado porque hay muchos que van por detrás, intentando sacar beneficio propio y Paco es un tipo que va de cara. Me encontré una persona muy transparente, cómo me gusta a mí ser y cómo me gusta que sean conmigo. Exigente, que no se casaba con nadie, que le daba igual como te llamaras, él ponía a los que creía, o a los que se lo ganaban. A nivel futbolístico me enseñó sobre su forma de ver el fútbol, el sistema que él empleaba, y jugué en una posición que era desconocida para mí, pero saqué rendimiento. El descenso fue negativo para todos.
¿Qué recuerdos tienes del Estadio de Vallecas lleno?
Una maravilla. Lo comenté en el pasado que era y sigue siendo el estadio más sudamericano, junto con el antiguo campo del Atlético de Madrid, donde más se respira esa atmósfera de fútbol sudamericano, el ambiente, el griterío, la afición está cerca, aprieta mucho, exige, y el recuerdo fue muy bonito. Gran parte de la afición me apoyó muchísimo durante el tiempo que estuve allí. Cuando ocurrió mi salida, hubo gente que no lo entendió, no los culpo porque, cuando no sabes toda la información, se crean películas en la cabeza que no son. No podía ir persona a persona contándole que tenía el problema con el club, el dinero, mi familia…Es entendible.
¿Qué le podrías decir a toda la gente que en algún momento dudó de ti?
Que no saben lo que ocurre y que no se dejen llevar por habladurías que se dicen en internet. Hay que saber realmente lo que pasa y en mi caso, en algún momento parte de la afición pudo haber dudado, pero me quedé en Segunda ganando un tercio de lo que ganaba, triste porque tenía un contrato multimillonario en México y el club no me dejó ir. Fue negativo para todos, el club bajó de categoría, me tuve que ir al año siguiente a India a intentar recuperar la oferta económica que tenía el año anterior en México. No es que yo fichara por el Bayern de Múnich y me hiciera multimillonario. Si hubiera sido así, lo entendería, pero la realidad es que todos estuvimos perjudicados.
Al final, fue una derrota para ti, para el club y para todos ¿no?
Sí. Fue una desgracia para todos. Algunos compañeros tuvieron la suerte de al año siguiente poder jugar en Primera, pero la gran mayoría nos comimos la Segunda, la bajada de sueldo y no pudimos hacer más que bajar la cabeza.
Con la Franja jugaste 46 partidos marcando 13 goles y dando 6 asistencias, ¿cómo valoras tu etapa en el Rayo, y qué te dicen esos números?
Los recuerdos fueron muy bonitos porque si me ciño a lo deportivo los números están ahí. El contexto fue muy triste, la directiva una gran decepción, del presidente ni hablamos porque no voy a gastar saliva en eso. Triste porque el recuerdo deportivo fue un descenso. A nivel individual, las cosas salieron bien con una afición que se entrega por su club, que vive su club al máximo, que lo sufre y lo duele. Si me hubiera quedado más, a lo mejor los números hubieran sido mejores, pero nada se puede hacer y desde la distancia siempre desearles el mayor de los éxitos. La afición y los jugadores no son culpables de lo que pasa en los despachos.