En el ciclópeo abanico de tipos de futbolistas, los hay que hablan mucho y rinden poco; y que hablan poco, pero rinden mucho. Fran García Torres (Bolaños de Calatrava, 22 años) es de los segundos. Otro foráneo que acaba enamorado del rayismo; de Vallecas. El Rayo pagó en torno a 2 millones de euros por el 50% de sus derechos este verano, firmándole en propiedad hasta 2025. Y él, encantado. Aprovechando la calma del parón de selecciones, el lateral concede una tarde a Unión Rayo. Y habla de la única forma en la que sabe hacerlo: con cristalina sinceridad.
#EntrevistaUR a Fran García
¿Cómo fue volver al Bernabéu?
Muy especial, era una noche importante en lo personal. Es cierto que no pudimos rascar nada, al final es un campo muy complicado, pero salimos con la cabeza alta. Toca seguir, hacernos fuertes en casa y mejorar a domicilio. Esa fórmula nos va a permitir seguir siendo el ‘EuroRayo’.
¿Qué le pasó al equipo en la primera parte? No estabais sueltos…
¡Es que el Madrid es un equipo que aprieta! Salieron convencidos, muy fuertes. Y nosotros lo acusamos. También puede ser que tuviésemos algo de nerviosismo… Intranquilidad, lo llamaría. Pero bueno, con el paso de los minutos fuimos entrando y al final los tuvimos. Una pena haber regalado los primeros 45 minutos; pero demostramos que podemos dar guerra en cualquier campo.
“En el Bernabéu tuvimos algo de nerviosismo… Intranquilidad, lo llamaría. […] Una pena”
Rozasteis el empate, y si el partido llega a durar 10 minutos más… ¿De dónde nació esa reacción? ¡Parecíais otros!
Es que en el fondo sabemos de lo que somos capaces. Iraola nos transmitió toda su confianza y el equipo, en ese sentido, llenó sus depósitos. Ese tipo de reacciones refuerzan dicha postura, ver que existe ‘ese Rayo’.
Rebobinemos hasta verano. ¿Cómo se fraguó tu compra por el Rayo?
Pues mira, en junio todo era un mar de dudas, nada claro. Se hablaba de la situación del equipo, de las sensaciones con las que podíamos terminar los playoff, todo era incertidumbre, todo… Era un contexto en el que el futuro dependía de los resultados. Así que lo único que quedaba era esperar hasta el final y ahí, ya se vería. Tras ascender yo intenté desconectar la cabeza y me fui de vacaciones, porque la exigencia de Montilivi había sido altísima y el año, larguísimo. Fue a la vuelta de vacaciones cuando me comunicaron que el club había ejercido la opción de compra. Yo, encantado, porque mantenía mi residencia y seguía estando cerca de la gente que tengo, dos cosas importantísimas para mí. Además, iba a seguir con el mismo grupo y con el cuerpo técnico que me había dado tanta confianza. Perfecto.
Personalmente. ¿Querías seguir?
Tenía la opción de regresar al Madrid, pero fui consciente de que iba a ser muy complicado jugar allí. Y tenía una cosa muy clara: si no iba al Madrid, quería volver al Rayo. Aquí se me ha dado la oportunidad de crecer y ser profesional. No había mejor oportunidad para devolver todo lo recibido que hacer un gran año en Primera.
“Tenía una cosa muy clara: si no iba al Madrid, quería volver al Rayo”
En esos días de incertidumbre… ¿Te tentó algún Primera?
Sí, pero como el Rayo tenía la opción prioritaria, yo estaba tranquilo. Sabía que si la hacían efectiva, por mí estaría perfecto. Esto era como mi casa, no puse ningún problema.
¿En qué se ha convertido el Rayo para ti?
En una familia. Ha sido el club que me ha extendido la mano para que pueda crecer, demostrar de lo que soy capaz. Yo llegué siendo un chaval de 20 añitos que no había pisado el mundo profesional y aquí, desde el primer día, me sentí apoyado. Sigo siendo un chaval, pero ahora con la experiencia necesaria para jugar a estos niveles. Al Rayo le debo mucho. Aquí me siento como en casa… Y eso no tiene valor.
“El Rayo se ha convertido en una familia para mí”
Siempre has sido muy transparente, y creo que la gente agradece esa sinceridad, para decir que tu sueño es volver al Madrid. ¿Lo mantienes?
Sí, sí. Yo he sido madridista desde pequeño, allí he crecido como persona y jugador, y mi sueño es poder volver algún día. Ahora, yo me centro en el día a día, seguir trabajando, dándole lo mejor al Rayo.
Hablemos de la temporada pasada. ¿Qué recuerdos te despierta recordar el ascenso?
Fue un año muy exigente… Pero también muy bonito. Mira, por ejemplo, cuando avanzada la temporada permitieron un poco de aforo, unos 1.500 o así, y para mí fue como si el campo estuviese lleno. ¡Qué sensación! Era como estar en casa, con mi gente en la grada, los que tanto me quieren. Esa imagen para mí, después de un año muy complicado, fue muy importante en lo personal, de verdad. Ascender y llevar al Rayo a donde se merece me pareció el mejor final posible.
Y hablando de finales. ¡Menuda noche aquella de Montilivi!
Uff… (Silencio). Difícil de explicar, muy difícil. Se dieron muchas cosas que eran súper improbables, pero es que el fútbol es así, una locura. Muy contento por como salió el día aunque, te voy a ser sincero… ¡Me cagué un poco cuando nos quedamos con diez! (Ríe). Pero supimos estar juntos, correr como nunca, dar la mano al compañero cuando lo necesitara y conseguirlo. Fue una noche inolvidable.
“Te voy a ser sincero… ¡En Montilivi me cagué un poco cuando nos quedamos con diez!”
A mí me sorprendió mucho la fortaleza mental con la que viajasteis a Girona. Días antes hablamos con Óscar Valentín y nos dijo: “¡Que sí, claro que se puede!”. Creíais casi más vosotros que la afición. ¿Es la dureza mental vuestra mejor arma?
Yo creo que sí, porque confiar en ti mismo lo cambia todo. Es como aquel refrán: ‘La fe mueve montañas’. Pues lo que pasó aquel día fue la mejor demostración. Viajamos con fe, convencidos de que podíamos hacer el ‘milagro’, por así decirlo. Y mira, somos el equipo que remontó una final fuera de casa y volvió a Primera.
Hablemos de la Selección. Trejo nos dijo que a este nivel, y estando en zona europea, no descarta una llamada de Scaloni. ¿A ti te sorprendería una de Luis Enrique?
Sí, la verdad que sí. Porque hay mucha competencia, sobre todo en mi posición. Pero estoy con el capi, si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora, manteniendo la dinámica de trabajo y haciendo números para el recuerdo… ¿Por qué no? ¡Ojalá! Pero yo o cualquiera de mis compañeros. Ir con tu Selección es algo indescriptible.
“Si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora… ¿Por qué no ir a la Selección?”
“Si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora…”, dices. Esas ‘cosas’ son estar sexto y soñando con Europa. ¡No está mal!
Hasta que no vives una situación así, no eres consciente. Es increíble. Tenemos que hacernos fuertes en casa, aprovechar el plus que da Vallecas para mantener el fortín. Y a domicilio, si rascamos o incluso nos traemos 3 puntos, ojo, que puede acabar siendo un año precioso.
Pese al pinchazo ante el Celta, seguís invictos en Vallecas. ¿Cuál es el secreto? ¿La afición?
Pero no es algo de ahora, Vallecas siempre ha tenido esta fortaleza; el Rayo desde hace años se ha caracterizado por el aliento de su gente, aficionados que no dan la espalda cuando las cosas van mal. Al Rayo lo hace grande su masa social, personas incondicionales con su Franja, gente que te impulsa para pegarte esa carrera en los minutos finales, pese a que no te quede aliento. Con nuestra afición es como si fuésemos uno más; y eso es algo que notamos nosotros y notan los rivales.
“Al Rayo lo hace grande su masa social”
Una curiosidad: aquella lesión de rodilla la temporada pasada, con su milagrosa recuperación. ¿Te ha vuelto a dar algún problema?
Físicamente, por suerte y toco madera, lo tengo olvidado. Sigo haciendo trabajo específico, ejercicios de activación y prevención, enfocados a que no de secuelas, pero de momento todo va bien. Estoy perfecto físicamente, disfrutando. ¡Creo se me nota!
Hace un año me decías “ni los médicos ni yo encontramos una explicación lógica a la milagrosa recuperación”. ¿La habéis encontrado ya o sigue siendo un misterio?
¡Eso será digno de estudio dentro de unos años! Nada, aún nada. Pero bueno, como te digo todo va bien y ojalá siga así.
“¿Europa? Si mantenemos este nivel podemos dar la sorpresa”
La última. ¿Es Europa un sueño realista?
Yo creo que sí. Es importante no perder el norte, tener los pies en el suelo; pero siendo un equipo humilde y trabajador, como somos, es viable. Si mantenemos este nivel podemos dar la sorpresa.