LA ESCUADRA
Después de un encuentro entre un recién ascendido y un aspirante claro al ascenso, resulta que lo más destacable, al menos para nosotros los periodistas, no estuvo sobre el verde. Después de casi cinco horas y media de viaje desde Madrid hasta tierras murcianas, todos los compañeros nos encontramos con una organización digna de Primera con un trato exquisito: Las acreditaciones a su tiempo; las cabinas, impecables; el personal, perfectamente sincronizado; la sala de prensa, propia de la Liga Santander…
Un pequeño detalle que refleja todo: una botella de agua nos esperaba en la cabina para combatir un calor que, en un habitáculo tan pequeño, por momentos era insoportable. Y todo esto no debería ser novedad, pero es que, acostumbrados a Vallecas… la sorpresa fue realmente grata. “Me han tratado mejor que en casa” se escuchaba por los pasillos, y era cierto. Por más que busqué no encontré publicidad tapada con celo y acreditaciones fantasma, no escuché el ‘ahora pasas, ahora no’… en fin…
El Lorca ganó por goleada, aunque no sobre el terreno de juego. Donde no venció fue en las gradas. Digamos que ahí hubo un empate técnico. Dos aficiones hermanadas que entonaban cánticos idénticos. ‘La vida pirata’ se dejaba escuchar dirigida por una suerte de ‘Jack Sparrow’ murciano que derrochaba buen rollo allá por donde pasaba.
El colofón lo puso el manteo a este peculiar personaje en el postpartido por parte de los rayistas allí desplazados que dejaron claro que, si el conjunto de Vallecas es grande, es por su gente, por sus fieles seguidores que acompañan a los de Michel a donde quiera que vayan. ¿Qué el Rayo fue una feria en defensa? Puede ser. ¿Qué continúa sin conocer la derrota? También. Pero eso quedó en un segundo plano cuando en ‘el otro partido’, los aficionados se lo pasaron en grande mientras que nosotros los periodistas disfrutábamos del espectáculo con una botella de agua bien fresquita en la mano.