Javi Guerra terminaba el pasado 30 de junio su relación contractual con el Rayo Vallecano sin que el club le despidiera de forma pública a través de su web o sus redes sociales. Una baja completamente silenciosa que contrasta con lo que sucedió tras su fichaje.
Tras Valladolid, Cardiff y Malaga, el delantero malagueño llegaba a Vallecas para convertirse en referencia del ataque de los franjirrojos. Los 12 goles (en 30 partidos) de su debut con la casaca rayista no sirvieron para que el Rayo mantuviera la categoría. Fue el máximo goleador de esa campaña logrando meterse en el Top 20 de máximos artilleros de la historia rayista en primera división.
En la 2016/2017 su registro goleador bajó hasta los 9 tantos en una temporada en la que la irregularidad estuvo a punto de costarle otro descenso al Rayo Vallecano tras las destituciones de Sandoval y Baraja. Fue ese verano en el que el club de Payaso Fofó renovó casi en bloque a la plantilla del descenso, situación que condicionó al club durante las siguientes temporadas.
Javi Guerra firmó tres años más. A partir del segundo iba a tener que competir con Raúl de Tomás por un puesto en el 11. Apenas dos titularidades el año del ascenso con Michel y otra el año del descenso ya sin Michel. Poco más de 600 minutos en dos campañas. Cifras que dejan claro su papel casi anecdótico en este Rayo.
Tanto es así que en la noche del 30 de junio cuando vencía el contrato del jugador, Javi Guerra causaba baja del conjunto vallecano sin que el club despidiera al segundo futbolista que más tiempo llevaba ininterrumpidamente en la plantilla junto a Embarba.