Parecía que Míchel había dado con la tecla en aquel partido ante el Levante antes del parón navideño en el que decidió modificar la defensa para colocar tres centrales. Desde ese momento, el Rayo Vallecano sumó 13 puntos de 15 posibles y llegó incluso a salir del descenso, algo que parecía utópico. Este cambio de sistema le dio al equipo una consistencia defensiva de la que carecía y acabó con el debate de la continuidad del técnico vallecano.
Sin embargo, aquella buena dinámica de resultados y mejoría parecen haberse quedado en un simple espejismo tras las últimas cuatro derrotas consecutivas. La situación vuelve a ser crítica, las dudas han regresado y la defensa de tres ha perdido fuerza.
El conjunto franjirrojo ha encajado siete goles en dichas derrotas (dos del Leganés, dos del Espanyol, uno del Atlético de Madrid y dos del Getafe) y los malos registros de goles encajados vuelven a aparecer, porque a pesar de los tres centrales, el Rayo es el segundo equipo de la Liga Santander que más goles ha recibido con un total de 43.
Este viernes los vallecanos tienen un compromiso vital frente al Girona. Un compromiso en el que se buscará acabar con la dinámica negativa, disipar las dudas y reforzar una defensa de tres que se ha visto debilitada en las últimas jornadas.