Crónicas históricas
15 de junio de 2008. Rayo Vallecano-Zamora
En esta primera puesta en marcha, la máquina de los dos tiempos rayista nos lleva hasta aquel domingo que no fue un domingo cualquiera.
Estamos de nuevo en el Estadio Teresa Rivero.
Otra vez nerviosos, sentados o de pie. Quizá en un bar porque no hemos conseguido entradas, o puede que en casa, comiendo patatas fritas y uñas.
En el Teresa Rivero también está Teresa Rivero. Con su habitual chaqueta roja, el peinado estático y las gafas a modo de collar. Ignorante del mal futuro que le espera, sonríe, alarga los brazos hacia abajo del palco y aprieta las manos de la gente. En la tarde soleada de este verano del 2008, el terreno de juego luce impecable y el estadio es un puño cerrado lleno de confeti. Muchos descubrirán la taquicardia.
No te dejan ver. Con frecuencia una bandera o una bufanda se cruza delante de los ojos. Otra vez miramos la hora. Estamos inmersos en un tiempo falso y contradictorio: queremos que avance y que a la vez no se vaya nunca. Pero que avance, sí, necesitamos saber si por fin ascenderemos. El puño se abre y suelta los papeles. Sale el Rayo Vallecano.
La Franja lo tiene todo a su favor. Después de cuatro años en el mentado infierno de Segunda B, llega al último partido de la eliminatoria contra el Zamora habiendo ganado en el Ruta de la Plata 0-1 con gol de Amaya. Pepe Mel lamentó durante la semana no haber marcado más de uno y cerrar el pleito. Pero bueno, lo de siempre. Toca sufrir, aunque es un sufrimiento con ventaja importante.
Allí están. Así, con las camisetas holgadas-recuerdo que el logotipo de Clesa no resistía intacto muchos lavados- y algún peinado de cromo fácil, como el que luce Manolo, parecen jugadores de un tiempo todavía más antiguo.
Ánimo y suerte. Faltan 90 minutos (más los 15 del intermedio, que también cuentan en la larga espera de estos cuatro años) para que el Rayo sea de Segunda, y para que en las temporadas siguientes se pudiera cantar con orgullo aquello de “No te abandonéeee, en Segunda Béeeeee”…
El Zamora visita Vallecas con una baja por expulsión. Terminó el partido de ida con 9, pero apelaron y le retiraron una de las rojas. Dicen que el Linares, equipo al que había vencido antes del cruce final, era un rival más peligroso para el Rayo.
El sol, de frente a la portería de Tete, juega para el Zamora. Hay que usar la mano como gorra. Pachón piensa “Ojalá sea nuestro último partido en esta división de mierda”. Y mueve la pelota.
El principio transcurre con un Rayo dominador y un Zamora inexistente; es una fiesta del fútbol en la que el fútbol no aparece demasiado. Lo vistoso está en las gradas.
Piti con sus regates y Albiol con los desbordes y los centros empujan al Rayo. Lo demás, fuerza y una presión que por momentos deja huecos, invitaciones peligrosas. Pero el Zamora no mete miedo. Es un equipo resignado, y eso se verá también en la falta de cambios ofensivos. En el 9’ Piti desborda por la izquierda, hace un regate largo y, a centímetros de la línea, manda un centro raso. La coge Dani. Es el primer aviso.
Sin duda la más clara la tiene Pachón casi en el 21’. Centro perfecto de Miguelito Albiol, Sergio se resbala y no llega a conectar de cabeza. A los dos, el fútbol, que en esta tarde es la vida, no tardaría casi nada en darles una segunda oportunidad.
Poco más tarde, Piti pudo marcar en tres ocasiones, y en el 35’, Albiol.
¡Cómo anima la gente! Cada jugador rayista corre con doscientos aficionados metidos en el cuerpo. Y aún así, son más rápidos que el rival.
El reloj, generoso, marca los 45’.
Solo uno de descuento. Gracias.
Después de una falsa alarma (Piti cae al suelo por molestias musculares), termina el primer tiempo con un Rayo en asedio constante, pero mostrando más nervios que fútbol. Fácil de entender.
En la segunda mitad ocurre de todo.
El Rayo se mete muy atrás y se olvida de la presión. El Zamora, con sus limitaciones, aprieta con timidez. Pero la idea de un cambio de dominio es una ilusión óptica para los visitantes. A los 6’, gol mal anulado a Pachón por fuera de juego. Estaba habilitado. El Zamora, que se había quejado del arbitraje en el partido de ida -su presidente amenazó con no presentarse a jugar en Vallecas- se empieza a sentir recompensado.
Collantes tuvo el gol de la tranquilidad y el colegiado ignora un penalti clarísimo, en una jugada en la que Piti está de espaldas. Mano y saque de esquina. Y ahí el fútbol les da la revancha a los dos: centro de Albiol y cabezazo de Pachón en el área chica, como si tuviera un pie en la cabeza. Golazo frente a la grada de Bukaneros, corre el minuto 58’.
El Zamora, que nunca estuvo muy hinchado, pierde el poco aire que le queda.
Sale Piti y entra Míchel, a quien el egoísmo de Rubén Reyes le niega un gol cantado.
Cerca del final, otra vez la conexión Albiol-Pachón y casi el segundo. El delantero falla a puerta vacía. La cabeza entre las manos, la grada lo imita. Parece una coreografía ensayada.
Y más cerca del final, cuando ya se prepara la invasión de campo, descuido en las marcas y gol de Iván García. 1-1 a falta de cinco minutos más el descuento, que son tres minutos. En total, siete minutos tan largos como un nuevo partido. Con un gol más, el Zamora es de Segunda. Una falta cerca del área del Rayo enmudece al estadio. Sube hasta el portero de ellos: Dani, que después pasaría por el Vallecas.
Centro al área y sale valiente Tete. Falta.
Todos saben que después de que el portero chute, el partido se acaba. Ese saque, el último pelotazo del Rayo en Segunda B, confunde. No sabemos si mirar el balón -arriba- o al árbitro -abajo- y el árbitro no sabe si mirar el balón o el reloj. La pelota aterriza en un costado del campo, frente a los banquillos. La pincha Llorens. Y cuando hace dos pasos para correr hacia el área del Zamora, escucha, entre los gritos de la gente, el pitido final. Se frena y levanta los brazos. Como nunca, se olvida del balón, pero sigue corriendo. Corre, corre a abrazar a un equipo de Segunda.
Termina aquí este primer viaje a aquella tarde que no terminará nunca.
Gracias por acompañarnos. Nos vemos en el próximo destino.
Alineaciones:
Rayo Vallecano: Tete; Carlos, Amaya, Salva, Llorens; Albiol, Rubén Reyes, Manolo, Collantes (Cubillo, min. 80); Piti (Míchel, min. 64) y Pachón.
Entrenador: Pepe Mel.
Zamora: Dani; Cristian, Gurrutxaga, Jorge Rodríguez, Guillermo (Iván García, min. 70); Aaron, Aitor Sanz, Sergio Torres, Iker Alegre; Senel (Besugo, min. 30) y Joel.
Entrenador: Miguel Ángel Álvarez Tomé.
Goles: 1-0, min. 58: Pachón remata de cabeza un córner. 1-1, min. 85: Iván García.
Árbitro: Ramón Torralba (Colegio Catalán): Mostró cartulina amarilla a Llorens por parte local.