Un partido se siente con todo el cuerpo, aunque los pulmones olvidan, los ojos y las manos también, incluso la piel. Hay partes del cuerpo que no tienen memoria futbolística.
Hoy, trataremos de recuperar esas sensaciones.
Que vuelvan a ponerse la camiseta los integrantes de aquel gran equipo de Juande. Que los hinchas saquen otra vez bufandas y viejas equipaciones o que las recuperen de la inexistencia. La máquina de los dos tiempos, con su carrocería blanca cruzada por la franja, como los taxis de Madrid, enciende motores. La pantalla nos pregunta el destino. Ponemos “Camp Nou, 6 de mayo del 2000”.
El todopoderoso Barcelona tiene nombres que asustan antes de mover la pelota: Guardiola, Puyol, Rivaldo, de Boer, Cocu, Kluivert, Litmanem… Viene de caer contra el Valencia y está obligado a ganar para no desengancharse de la pelea por el título.
El Rayo Vallecano hace cinco años que no marca en el Camp Nou y va cómodo en la clasificación, salvado, más arriba que en el medio de la tabla.
Van Gaal es un tipo austero, soberbio. Se sienta en el banquillo como si estuviera en una sala de cine. Apenas mueve las manos para dar una orden rápida o para apuntar en su libreta. Masca. La sensación de partido fácil ocupa todas las cabezas blaugranas y, en las rayistas, el no perder por demasiados goles. Pero la sabiduría popular dice que a los partidos hay que jugarlos. Y ahí está el Rayo, con la abeja obrera en el pecho, una metáfora de salir a matar sabiendo que también habrá que morir.
Los primeros minutos son los mejores de los vallecanos en toda la liga. A los 3’ Jon Pérez Bolo remata fuera cayéndose en el área chica. La comunión entre la grada y el equipo, técnicos y la presidencia del Barcelona, parece que hoy no se arregla.
Y más cuando a los 5’ Bolo la tiene otra vez por la izquierda y remata solo al lateral de la red frente a Hesp. El Barcelona, irreconocible y estático, es un equipo de futbolín. Los franjirrojos ganan en cada sector, en todos los balones disputados. Llorens echa una carrera de cinco pulmones por la banda izquierda, supera en velocidad a Puyol, que estira la pierna pero no alcanza a cubrir el centro más bien raso, el balón va en el aire. Abelardo descuida a Bolo, que entra sin marca y de primera la manda a la red. 0-1.
Pañolada y silbidos.
A los 10 minutos Lopetegui desvía un remate y empieza a ocurrir lo lógico: aparece Rivaldo y por lo tanto el Barcelona.
Canabal, más rápido que de Boer, recibe un gran pase de Poschner y mano a mano frente a un portero resignado la tira débil al cuerpo, se la da casi.
El Rayo pierde el mediocampo, pero sigue manteniendo la posesión en las áreas. Se cierra bien atrás y ataca rápido, con pelotazos largos. El Barsa es toque y control; el Rayo, azar. Cerca del final del primer tiempo tiene el gol Kluivert. Remata desviado a centro de Cocu.
Justo 0-1 entre el descontento y los pañuelos que le quitan protagonismo a las bufandas. Esos gritos y silbidos son, de alguna manera, aplausos para los visitantes.
El dueño del segundo tiempo es el Barcelona. Litmanem falla una volea solo frente a Lopetegui y Rivaldo, que ya es la figura del Barcelona, inicia una contra en el 55’ y dispara a un costado abajo. Desviado.
Lopetegui, valiente -de esos porteros rayistas que salen- descuelga un centro de Kluivert que va a la cabeza de Dani.
Otro disparo de Rivaldo en el 74’ se marcha fuera por muy poco. Y en el 76´ intenta una vaselina que se pierde por encima del larguero.
El Rayo Vallecano se defiende en equipo y ataca en solitario. Llorens arranca de nuevo, pisa campo del Barsa y llegando al área se la da a Cembranos, que tira un centro y el héroe del partido la manda de nuevo a la red después de un rebote, con un disparo fuerte, que entra tocando el larguero. Minuto 85’, 0-2 de Bolo. La abeja pica por segunda vez sin morir.
Ver a Bolo y a los jugadores del Rayo festejando el gol entre tantos gritos de no gol es una contradicción hermosa.
Ese día glorioso el Barcelona tiró la liga, que ganaría el Deportivo de la Coruña. También fue el año en que el Atlético de Madrid descendió.
El Rayo terminó en el puesto 9.
Los grandes triunfos jamás harán olvidar las grandes derrotas. Por eso hoy Guardiola, Puyol, Kluivert, Rivaldo y muchos otros barcelonistas -jugadores o no- recuerdan siempre ese 6 de mayo del 2000. Y recuerdan significa que, como todos los rayistas, jugadores o no, jamás podrán olvidarlo. La diferencia es que ellos sí quieren olvidarlo.
La máquina de los dos tiempos regresa al garaje de Vallecas. Le espera limpieza y puesta a punto para el siguiente viaje. Gracias por acompañarnos una vez más a donde siempre estaremos. ¡Ánimo y fuerza, rayistas!
Barcelona: Hesp; Puyol, Abelardo, F. de Boer (Sergi, 70’), Zenden (Dani, 57’), Guardiola, Simao, Litmanem (Gabri, 65’), Cocu, Kluivert y Rivaldo.
Entrenador: Louis van Gaal.
Rayo Vallecano: Lopetegui, Cota, Amaya, Hernández, Alcázar, Hélder, Poschner, Sanz (Ferrón, 90’), Llorens (Míchel, 87’), Bolo, Canabal (Cembranos, 62’).
Entrenador: Juande Ramos.
Árbitro: Ansuategui Roca, Colegio Valenciano.
Mostró tarjeta amarilla a Alcázar (21’), Pablo Sánz (67’) y Llorens (78’).
Goles: 0-1, (8’) Bolo, libre de marca, anota luego de un centro de Llorens desde la banda izquierda. 0-2, (85’) Bolo culmina una triangulación que inician Llorens y Cembranos.