OPINIÓN
Sorteado el cuadro de emparejamientos de la siguiente ronda de la Copa del Rey (y la tutoría de mi hija del cole, que me impidió seguirlo en directo) siento un hambre brutal . Llego a la cocina mientras busco el resultado y al verlo mis ojos, delatados por mi nariz exclaman en dirección a una olla “¡lentejas!”. Porque son lentejas y ya conocen el dicho. Toca comerlas y a otra cosa. Otra vez el Leganés, un rival en teoría de los de nuestro nivel pero que nos ha pintado la cara en verano y en otoño, dejando un regusto amargo en nuestro paladar. En el primer duelo a nuestras lentejas les faltaban ingredientes. En el segundo dejamos el chorizo, la morcilla, la sal y el ajo en la despensa y así las lentejas quedan tan pobres que no hay quien se las coma.
Se acercan dos días ideales para disfrutarlas,vísperas de festivos,en nuestra mesa y en la del vecino,que no está lejos, para resarcirnos con los amigos de ese mal sabor de boca y pedir otra ronda ya que estamos de copas.
Habrá que vigilar la olla. El Lega intentará echarnos agua,patatas,arroz,todas esas cosas que diluyen nuestro sabor ,pero confiémos en que Michel,a la tercera,le coja el punto.
Buen provecho.