EL TERCER TIEMPO
Han pasado varios días desde el traspiés del Rayo Vallecano ante el Nàstic. Era un día grande, el día de los Reyes Magos, visitaba Vallecas un equipo que, a priori, va a estar luchando por eludir los puestos de descenso, que llegaba con bajas importantes, pero la suerte, esta vez, no sonrió a los de Míchel.
Los Reyes Magos se olvidan de Vallecas
Hemos debido ser malos en 2017 en la Avenida de la Albufera, nos hemos debido portar mal el año pasado, puesto que los Reyes Magos no pasaron por Vallecas. Se me antoja complicado el análisis del partido ante el Nàstic, de verdad, en un encuentro en el que el Rayo Vallecano realizó ¡31 disparos! No se si son conscientes de la barbaridad del dato, muy probablemente sea uno de los récords históricos de la categoría. Es decir, se disparó más que nunca, se dieron dos disparos al palo, se falló un penalti, …, y sin embargo, se perdió el partido. ¿Cómo puede ser? Pienso, recapacito, reflexiono, veo los resúmenes del partido, y no acabo de sintetizarlo.
La única manera que se me ocurre de concebirlo es que los Reyes Magos no querían pasar por Vallecas. No veo otro motivo. Además, es interesante la reflexión que estábamos manteniendo hasta ahora en cuanto a resultados se refiere. Hemos hablado de la “suerte del campeón” que estaba teniendo el cuadro de Míchel. Sirva como ejemplo los encuentros ante Albacete, Barça B, Granada, Alcorcón, en los que el Rayo volteó el choque en los minutos finales, o el partido en Lugo, este último en el que supimos sufrir hasta el final. Exponíamos que los equipos grandes, los que están arriba, acaban ganando esos partidos, que no conciben la mala suerte, y que el Rayo, a tenor de los resultados, era un equipo de esos, un conjunto ganador cabalgando a lomos de la inercia de la victoria. Pues toma, el primer ‘zasca’ para comenzar el año.
Por otro lado, quiero volver a recalcar la importancia que tiene cimentar un equipo solvente a partir de una defensa sólida. El Rayo Vallecano sigue padeciendo una consistente fragilidad defensiva. Un equipo que quiere estar arriba no puede encajar tres goles en tres acciones que hace su rival. No puede conceder tres goles en casa con tanta facilidad. No puede perder esos partidos. No. Ya nos decía Míchel que le preocupaba esa fragilidad defensiva, y no me cabe duda de que está trabajando en ello para seguir en los puestos nobles de la tabla.
Con todo ello, no quiero ser de los que piensen que se nos ha ido la suerte del campeón, y voy a pensar que es simplemente el carbón que nos han traído los de Oriente por no habernos portado bien en 2017. Debe ser eso.