Vivir un partido en un Estadio vacío, en el que únicamente hay un pequeño grupo de periodistas, junto a miembros de seguridad y los propios protagonistas, es extraño. El Rayo Vallecano–Fuenlabrada no entrará en los anales de la historia franjirroja por lo deportivo, pero sí que hubo anécdotas y sonidos que marcaron el segundo encuentro en Vallecas post-pandemia y sin público en las gradas.
Los sonidos del Rayo Vallecano-Fuenlabrada
Probablemente, lo que más llama la atención, es el silencio en el descanso. Absoluto. Acostumbrado a vivir esos momentos con la música del estadio a todo trapo, los 15 minutos de pausa entre la primera y la segunda parte, se perciben como la nada más profunda. Ni aplausos cuando saltan los jugadores al césped ni nada.
Bueno, casi, porque Vallecas tiene la peculiar suerte de contar con los “Palcos VIP“, los balcones que están ubicados en el fondo del Estadio en el que no hay grada. Es verdad que ante el Fuenlabrada no animaron tanto como ante el Albacete, quizás por la novedad, pero dieron colorido al acto y pusieron la nota peculiar del choque sobre todo al principio, ya que coreaban “Sandoval, Sandoval“, y el técnico de Humanes devolvió el gesto saludándoles cuando se dirigía al banquillo para comenzar el partido. También el propio Paco Jémez hizo lo propio cuando cantaban su nombre. Se les escuchaba con mucha nitidez. De hecho, cuando los futbolistas saltaban al campo, en el protocolario saludo a la grada, en esta ocasión los pupilos franjirrojos hicieron un guiño y saludaron a los balcones entre risas.
En cuanto al partido en sí, destaca mucho la intensidad y las voces de los protagonistas. Acostumbrado a no escuchar nada en cualquier Estadio de fútbol profesional por los miles de aficionados, percibir un partido así de virgen y poder escuchar todo lo que se dicen los jugadores es brutal, como si estuvieras en un partido de regional. Puedes percibir cómo Paco le dice a Mario que retrase su posición, a Álvaro que desborde por banda, que no se quede tan atrás, o incluso a todos los jugadores del Rayo no convocados, que estaban en la grada baja de Arroyo del Olivar, junto al fondo con grada, meter toda la presión del mundo al árbitro y alentado también a los suyos: “¡Lucho, por la derecha!”, le gritaba Cobeño al peruano Advíncula.
Pero para broncas, destacan las de los suplentes del Fuenlabrada, que le dieron la noche al linea de ese lado. Desde la grada le protestaban y reclamaban absolutamente todo, para sufrimiento de los fotógrafos ubicados a su lado, en el otro lateral bajo de la grada de Arroyo del Olivar, llegando a decirle al linier: “¡vaya, eh, cómo te ha sentado el confinamiento!”. Hasta el propio Luna, mientras calentaba, percibía que no se callaban y les criticaba su actitud.
El Rayo Vallecano-Fuenlabrada fue un partido distinto, vivido con la misma intensidad para los protagonistas pero con un ambiente raro y frío desde fuera.